"Hasta que no nos maten a alguno, no van a tomar medidas", afirma un empleado
Los sindicatos del Metro han denunciado en los últimos meses un aumento de las agresiones que sufren los trabajadores de esta compañía. Viajeros que se han colado sin pagar el billete, usuarios que orinan en cualquier parte, grupos vandálicos y borrachos son los que protagonizan los ataques contra los empleados. En algunas, como la sufrida por un vigilante hace una semana en la estación de Estrecho, aparecen las armas blancas.
La plantilla del metro está formada por unos 5.600 trabajadores, de los que 3.500 lo hacen cara al público. "Sufrimos todo tipo de insultos y agresiones porque últimamente el metro no está dando un buen servicio. No hay información adecuada de los problemas, se producen esperas muy largas y también muchas incidencias con las máquinas expendedoras de billetes", explica Juan González, de Solidaridad Obrera (550 afiliados). Éste señala que hay algunas estaciones muy conflictivas: Las Musas y Pueblo Nuevo, Estrecho y Tetuán, Méndez Álvaro, Conde de Casal y Avenida de América, además de Usera, Oporto y Opañel.
El secretario general de UGT en Metro, Fernando Andrés Chicharro, solicita una mayor presencia policial en el metro: "El Gobierno regional vende muy bien a los policías locales que forman las Bescam, pero se olvida del metro. Igual le pasa al alcalde de Madrid [Alberto Ruiz-Gallardón], pese a que el Ayuntamiento tiene el 75% de las acciones de la compañía. Cuando el atentado del 11-M hicieron muchas vigilancias, pero luego todo el mundo se ha olvidado de los problemas que tenemos aquí abajo".
"Está claro. Hasta que no nos maten a uno de nosotros, ningún responsable va a tomar las medidas que son necesarias", explica Pedro Corbalán Contreras, que fue apaleado por tres jóvenes que se colaron en el metro el año pasado. Ahora está de baja por problemas psicológicos y depresión.
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