Maragall pierde el pulso y aplaza la remodelación del Gobierno
Los partidos del Ejecutivo se han opuesto a la reestructuración
Pasqual Maragall ha perdido el pulso con los partidos de su Gobierno. Tras 48 horas de forcejeo con los dirigentes de la alianza tripartita, comprobó que no tenía ningún apoyo para llevar a cabo el cambio de Gobierno que había planeado y renunció a ejecutarlo ahora. Mediante un comunicado difundido ayer, Maragall afirmó que tiene la pretensión de "completar" las consultas abiertas pero, de momento, "no hay ninguna decisión".
Los dirigentes que forman los tres partidos del Gobierno -PSC, ERC e ICV- no han ocultado su enorme disgusto por la forma en que Maragall ha abierto una crisis de Gobierno que consideran "innecesaria e inoportuna", en expresión del viceprimer secretario del PSC, Miquel Iceta, reiterada ayer.
El resultado del envite es que Maragall queda en una situación de suma debilidad, tras haber mostrado en público que no confía en su actual Gabinete y haber sido incapaz de gestionar su reestructuración. Lo extraordinario del caso es que esta debilidad es fruto de la forma en que ha tomado una iniciativa con la que, muy probablemente, hubiera salido airoso planteada de otra forma.
Uno de los aspectos que más han sorprendido incluso a los miembros del Gobierno es que el primer secretario del propio partido de Maragall, el PSC, José Montilla, tuviera que enterarse de la apertura de la crisis por medio del secretario general de Esquerra Republicana (ERC), Joan Puigcercós.
El presidente tiene que hacer frente mañana en el Parlamento catalán al debate anual sobre la orientación política de su Gobierno y llega a él en la peor de las situaciones posibles. Pretendía abordarlo con un Gobierno nuevo, adaptado a la etapa posterior a la larga y compleja redacción del nuevo Estatuto de Autonomía.
La negativa de Saura
El cambio, planeado de espaldas a los tres partidos del Ejecutivo no era menor. Pretendía reducir de 16 a 12 el número de carteras, crear varias macroáreas, fusionando Justicia e Interior, que quedaba en manos de Montserrat Tura; Universidades y Cultura, a cargo de Ernest Maragall, hermano del presidente; Industria y Comercio, en manos de Josep Huguet, aparte de otros cambios menores.
Pero ha fracasado en el intento, en el que ninguno de los tres partidos que forman el Gobierno y la mayoría parlamentaria que le sustenta ha querido seguirle. Después de haber obtenido el pasado viernes la negativa del presidente de ERC, Josep Lluís Carod, y el sábado la de Montilla, ayer fue el turno de Iniciativa Verds (ICV), el tercer integrante del Gobierno. Su presidente, Joan Saura, expuso a Maragall en una entrevista celebrada a primera hora de la tarde que su partido no le apoyaría en una reestructuración del Ejecutivo que, según indicaron fuentes de ese partido, "ha sido mal planteada".
Saura notificó a Maragall que un cambio de Gobierno no puede realizarse "sin antes haber llevado a cabo un análisis conjunto de los tres partidos que lo forman".
Las direcciones de los tres partidos del Gobierno abordarán hoy la situación en la reunión de sus respectivas comisiones ejecutivas. Los dirigentes de ERC dieron por cerrada la cuestión el viernes. El portavoz del PSC, Miquel Iceta, manifestó ayer que el presidente "tiene legitimidad y autoridad suficientes" para cambiar el Gobierno. Pero, agregó, tendrá que tener en cuenta la opinión de "las posiciones de su partido y las de sus socios".
Sin embargo, las opiniones de los dirigentes políticos sobre la forma en que se ha llevado a cabo la primera parte de la crisis no son nada lisonjeras. Un miembro del Gobierno calificó la situación como "lamentable" y juzgó "reprobable" la actuación de Maragall en esta iniciativa.
Las paradojas de la política han hecho que los únicos apoyos recibidos por Maragall para llevar a cabo la reestructuración hayan sido los de CiU y PP, las dos fuerzas de la oposición. Ambos partidos interpretan la apertura de la crisis como la confirmación de sus críticas al Ejecutivo, al que consideran paralizado y falto de liderazgo.
La pretensión de los tres partidos del Gobierno es plantear mañana en el Parlamento una reforzamiento de la acción del Ejecutivo catalán en las áreas sociales, tras los dos años de máxima atención a la reforma del Estatuto de Autonomía.
El líder de la primera fuerza de la oposición, Artur Mas (CiU), afirmó ayer que cree necesaria la presentación de una moción de confianza por parte del presidente, y que él renuncia a presentar una moción de censura contra Maragall mientras esté abierta la negociación del Estatuto en las Cortes.
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