La familia y la soledad acaparan el tercer día de competición en la Mostra de València
Carles Pastor y Rosanna Pastor presentan la primera película valenciana del festival
La familia, aunque no sea en el sentido tradicional del término, fue el elemento de unión entre las dos cintas que entraron ayer en competición en la Mostra de València. La italiana Provincia Meccanica, del debutante Stefano Mordini, y la israelí Medurat Hashevet, de Joseph Cedar, hablan de la desintegración familiar y el miedo a la soledad que ello acarrea en dos obras con resultados diversos. Ayer también comenzó la competición de largometrajes en la sección dedicada a las producciones valencianas con la presentación de A ras de suelo, de Carles Pastor.
La tercera jornada de la sección oficial de la Mostra llevó a las pantallas cine familiar, lo que puede parecer natural si tenemos en cuenta que era domingo y que las proyecciones se realizan en un centro comercial. Sólo que las familias que retratan Provincia Meccanica y Medurat Hashevet tienen poco que ver con las que acudían a disfrutar de la jornada festiva entre establecimientos de comida rápida y espacios de ocio.
Provincia Meccanica es el estreno en la dirección de largometrajes de Stefano Mordini, un director forjado en los vídeos musicales y el documental, que ofrece una particular visión sobre la desintegración del universo familiar a través de una historia compleja y contundente capitaneada por dos actores excelentes, el sobrio Stefano Acorsi y la bellísima y talentosa Valentina Cervi. Hay en Mordini una clara intención de hacer un cine muy personal, con marcas formales tan evidentes como la reiteración de los primeros planos y la utilización de la cámara en mano para dotar de mayor realismo a la acción, su planteamiento narrativo huye de establecer juicios de valor sobre el comportamiento de los personajes y la historia que cuenta, aunque algo confusa en muchas fases de su desarrollo, es suficientemente sólida como para sostener la hora y tres cuartos de su metraje. Pero en todas esas virtudes que exhibe la película también se esconden sus defectos: una composición del plano en ocasiones errática, unos personajes tan fríos como difíciles de entender y una historia cuyo punto de vista varía en su transcurso sin demasiada justificación. En cualquier caso, la apuesta de Mordini por hacer cine de autor es arriesgada en los complicados tiempos que le ha tocado vivir al cine italiano.
Otra familia, en este caso la formada por una madre y dos hijas, es la protagonista de Medurat Hashevet, de Joseph Cedar, la gran decepción de la jornada de ayer. Decepción porque la cinematografía israelí acostumbra a dejar buenas muestras de su saber hacer cine en la Mostra, como ocurrió el año pasado con la extraordinaria Or, ninguneada inexplicablemente por el jurado. Mas Medurat Hashevet no pasa de ser un drama repleto de tópicos y con un insoportable tufo reaccionario sobre los problemas de una mujer de mediana edad para rehacer su vida entre cincuentones que quieren permanecer vírgenes hasta el matrimonio y asentamientos ideológicos en Cisjordania. Es decir, tan anacrónica como un filme español de los años sesenta.
Y, en ausencia del cine español en la sección oficial (por "falta de calidad", según una fuente de la organización) ayer echó a andar la competición de Mostra Cinema Valencia en su apartado de largometrajes. La exigua representación valenciana en el certamen, que sólo proyecta tres filmes, se abrió con el drama coral A ras de suelo, dirigido por Carles Pastor y protagonizado por Rosanna Pastor. Ambos estuvieron ayer en la Mostra, junto al músico Caldito, para la puesta de largo del filme.
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