_
_
_
_

La cuadratura del círculo

KRUSHEV SERÁ siempre recordado por sus aparatosos gestos, sea el zapato sobre la mesa en la Asamblea de la ONU, sea su actuación servil para divertir al amo en las veladas presididas por Stalin. Falló a la hora de atender una de las exigencias ineludibles del sistema soviético, la puesta en marcha de un "flujo circular" cuidando de cubrir los puestos políticos con hombres fieles que le debieran el nombramiento y fuesen conscientes de que su suerte le estaba ligada.

No obstante, Krushev consiguió, a trancas y barrancas, una casi imposible cuadratura del círculo: liberarse de la sombra monstruosa de Stalin, salvando al mismo tiempo el prestigio del sistema soviético. Su actuación en el XX Congreso del PCUS abrió el camino para una revisión crítica del comunismo, pero desviando el blanco y ocultando el hecho esencial de que quien puso en marcha la dictadura del partido, su fusión con el Estado, y el régimen de terror, no fue Stalin, sino Lenin. Pero, en tiempos de Krushev, el Gulag empezó a abrirse para liberar parcialmente a sus víctimas y llegó una brizna de tolerancia que hizo posible la publicación del Ivan Denisovitch, de Solzhenitsin. En su época, el consumo aumentó y una visión triunfalista hablaba de atrapar al capitalismo en los ochenta, y gracias a la "coexistencia pacífica" disminuyó el riesgo de guerra nuclear. En 1962, la crisis de los misiles mostró que el riesgo seguía, pero si bien acabó con el prestigio de Krushev, la aparente retirada fue decisiva para la supervivencia de Fidel Castro en Cuba. Krushev era tosco, pero no torpe. A. ELORZA

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_