El plan de seguridad obliga a cerrar al tráfico el centro de Salamanca
El centro de Salamanca se cerró ayer por completo al tráfico y el paseo por una ciudad tan bella y monumental sin coches ni ruidos fue, a pesar de las molestias para los vecinos, un regalo para los sentidos. Ni siquiera los taxis pueden acceder al centro y si alguien quiere uno tendrá que caminar un buen trecho para abordarlo. Los servicios de emergencia podrán entrar a la zona cercada pero siempre escoltados por la policía y si lamentablemente debe hacerlo un coche fúnebre, la funeraria tendrá que enviar un fax a la policía local para indicar dónde se requieren sus servicios.
Los cortes de tráfico en casi 200 calles han forzado a los bares y restaurantes del casco viejo a comprar por adelantado más mercancías de lo habitual. Los que venden productos frescos deben aprovisionarse cada día antes de las ocho de la mañana. Teniendo en cuenta los obstáculos que el refuerzo de la seguridad pone a la distribución, aun cuando se haga en los horarios permitidos, lo aconsejable sería aprovechar para comer pescado los primeros días y dejar las carnes para después. Las panaderías tendrán que empezar a trabajar unas horas antes de lo habitual para acabar a más tardar a las ocho, y los propietarios de los quioscos de periódicos tendrán que levantarse antes si quieren vender las últimas noticias de cada jornada.
Los presidentes latinoamericanos empezarán a llegar en la mañana de hoy a Salamanca, la mayoría lo hará en avión y algunos por carretera desde Madrid. Para la Cumbre Iberoamericana se pondrá en marcha un dispositivo de seguridad similar al que se utilizó en la última boda real. El cielo salmantino será sobrevolado por un avión espía AWACS de la OTAN, ocho aviones de combate F-18 y dos helicópteros Cougar, mientras que desde tierra será vigilado por una batería de misiles Hawk y varias lanzaderas portátiles Mistral del Ejército. En la ciudad, 2.800 miembros de los cuerpos de seguridad vigilarán todos los rincones hasta el domingo. La mayoría de ellos son del Cuerpo Nacional de Policía (1.500), seguidos de más de 500 guardias civiles y 220 policías locales.
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