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SOLIDARIDAD

"Internet convierte el planeta en un único vecindario virtual"

Nabuur, la fundación de Sigfried Woldhek, usa sólo la Red para ayudar a comunidades pobres

Cochiraya es un pueblecito del sur de Perú. Un millar y medio de indígenas malviven con la agricultura y la ganadería a casi 4.000 metros de altura. Las mujeres tejen ropas de alpaca, pero no saben cómo venderlas, aisladas del mundo.

En julio de 2004 sus prendas de alpaca fueron anunciadas en la página de Nabuur, una fundación holandesa que opera sólo por Internet. Un año y medio después de asomarse a Nabuur, las mujeres de Cochiraya disponen de catálogo online y carrito de compra para sus productos.

Como Cochiraya, otras 54 comunidades virtuales, dedicadas a desarrollar proyectos en zonas depauperadas del planeta, se han constituido a través de Nabuur. Unas 2.500 personas, o vecinos virtuales, participan en esta ONG, y un centenar de propuestas en 36 pueblos de 16 países, esperan voluntarios en su web.

Más información
NABUUR:

El padre de la ONG Nabuur es Sigfried Woldhek, experimentado en preservación medioambiental. Este holandés anteriormente dirigió la Fundación Mundial para la Conservación de la Naturaleza (WWF, son sus siglas en inglés). Woldhek compagina su labor al frente de Nabuur (palabra de holandés antiguo que en castellano significa "vecino") con su trabajo como caricaturista satírico en medios de comunicación de su país.

Acostumbrados los occidentales a limitarse al envío de dinero para solventar los problemas de los países en desarrollo, Woldhek tiene una idea muy distinta de lo que debe ser la ayuda humanitaria: "El dinero es a menudo sólo una pequeña parte de la solución. Lo que en la mayoría de los casos se necesita es proporcionar conocimiento, contactos, experiencia, herramientas y mano de obra. Todos estos recursos existen pero las personas necesitadas no tienen el tiempo, o la energía, o las relaciones, para acceder a ellos. El papel de los vecinos virtuales es lograr que estos recursos estén disponibles. Internet convierte el planeta en un único vecindario virtual en el que cualquiera puede ayudar al que lo necesita". La idea es que todos vivimos a la vuelta de la esquina. Sólo nos separa un clic.

Los proyectos en marcha van desde encontrar libros sobre la cultura Amazigh para la biblioteca de Imhilen (Marruecos) hasta la búsqueda de salidas para la pobreza de los niños de Wambaale (Uganda). Todos somos vecinos de todos a través de Internet. Y todos podemos ayudar al vecino necesitado, por ejemplo con esos 30 ordenadores que ofreció un grupo de australianos al enterarse por esta peculiar ONG de que los necesitaban en Zapotillo (Ecuador) para crear un centro de educación y formación de jóvenes. Localizado el material, el siguiente paso, y no menos importante, es que alguien transporte gratuitamente el material a la otra punta del muno.

La necesidad y su solución, en sus distintas fases, se muestra siempre a través de la página de Nabuur. Así, un transportista localizado por Internet se ofreció para trasladar los aparatos de Australia a Ecuador, sin coste alguno.

El 'facilitador', pieza clave

La pieza clave para que funcione el engranaje es el facilitador, un voluntario que, a través del sitio web, asume el rol de garante de que una acción concreta va a llegar a buen puerto.

Como expone Woldhek, "se trata de la persona que lidera el proyecto, el que mantiene a los vecinos virtuales concentrados en lograr los objetivos perseguidos, además de ser quien sigue la pista de los progresos realizados o de los obstáculos con los que se topan en el camino, para sortearlos".

Nabuur les ofrece dos meses de preparación online antes de que se les asigne una iniciativa específica. El seguimiento de que el material enviado (ordenadores, libros, herramientas...) se está usando correctamente se realiza mediante el envío de fotos e informes al sitio de la organización.

Para darse de alta como comunidad virtual necesitada, declara Woldhek, "sólo hay que rellenar el impreso que, en varios idiomas, entre ellos el español, aparece en Nabuur.com".

Tras pasar un escrutinio de verificación de sus datos, se inicia la creación de una página específica para el proyecto, en donde se almacena toda la información enviada por los representantes de la comunidad local. El requisito es que entre sus miembros haya una persona que tenga acceso a Internet al menos una vez por semana.

Al cabo de un mes, la nueva página, en la que se concentrarán los contactos y los progresos, suele estar ya a punto. Paralelamente, los voluntarios se registran como vecinos virtuales, eligen una comunidad a la que les apetezca ayudar y ya están prestos a ser llamados en cualquier momento para convertirse en facilitadores o en cooperantes. "Mediante la autoorganización se evita una gran cantidad de burocracia".

En estos momentos hay 99 acciones en 36 pueblos de 16 países, y con 2.486 vecinos implicados. En Oyoko, por ejemplo, un pueblo de Ghana, necesitan 30 ordenadores para la escuela. La página de este proyecto se ilustra, como sucede con el resto, con testimonios de colaboradores y con un espléndido álbum de fotos.

Las mismas características tiene la página de Tecapulco (México), donde las mujeres crearon una cooperativa de artesanos de la planta y luego una plataforma de venta online, sin intermediarios. Ahora ofrecen su software y su knowhow a quien lo necesite.

NABUUR: www.nabuur.com

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