El menú del hombre de Flores
La remota especie enana de Indonesia cazaba elefantes y utilizaba el fuego
Unos individuos que hace unos 15.000 años vivieron en la isla de Flores (Indonesia), y cuyos fósiles traen de cabeza a los científicos que estudian la evolución humana, descuartizaron, y seguramente se comieron, un stegodon, un animal parecido a un pequeño elefante. Seguramente lo cocinaron, porque conocían el fuego. Pero los huesos del stegodon, con marcas de cortes, y los restos de fogatas son sólo parte de las novedades que hoy se presentan respecto a esa misteriosa especie humana de tamaño reducido. Los individuos medirían en torno a un metro de altura y su capacidad craneal -380 centímetros cúbicos- era similar a la de los chimpancés. Y sus primeros fósiles, de un esqueleto incompleto, se descubrieron en 2003 en la cueva de Liang Bua.
Ahora los científicos dan a conocer en la revista Nature nuevas piezas de esta especie, que ellos bautizaron Homo floresiensis: unos huesos del brazo de aquel primer ejemplar, una mandíbula de otro adulto, dos tibias, un fémur, un radio, una vértebra, una clavícula y varias piezas de los dedos de manos y pies. Algunos fósiles son de hace 12.000 años, otros de 15.000, pero hay restos en el yacimiento de hace 95.000. Los científicos australianos e indonesios autores del descubrimiento, liderados por Michael Morwood, estiman que los huesos hallados hasta ahora pertenecieron, al menos, a nueve individuos diferentes.
"La tibia y los fósiles de brazos no sólo confirman que los homínidos de Liang Bua eran bajos de estatura, sino que indican también que tenían brazos relativamente largos", comenta en Nature el experto Daniel E. Lieberman, de la Universidad de Harvard.
Los paleontólogos van a volcarse en el análisis a fondo de estas nuevas piezas del hombre de Flores, que son a la vez piezas de un rompecabezas controvertido de la evolución humana. Cuando Morwood y sus colegas presentaron el primer esqueleto parcial de estos pequeños individuos, que serían casi contemporáneos de la especie humana actual cuando estaba inventando la agricultura, hubo reacciones de incredulidad y duda entre muchos expertos. Quienes lo habían encontrado argumentaron que era una especie nueva, otros señalaron que podría tratarse de los restos de un pigmeo o de un individuo con alguna patología, como enanismo o microcefalia.
Los fósiles que se presentan hoy, desenterrados el año pasado, reducen enormemente el margen para los escépticos, porque también son pequeños, como el anterior esqueleto parcial, pero pertenecen a varios individuos, incluido algún niño. Esto prácticamente descarta que el primero fuera una rareza dentro de un grupo de humanos normales. Sin embargo, siguen abiertas las incógnitas acerca de su origen, de sus ancestros y de su relación evolutiva con las especies de homínidos conocidas.
¿Qué relación tiene el hombre de Flores con el Homo sapiens? ¿Deriva del Homo erectus, que salió de África hace unos dos millones de años? ¿O está relacionado con los australopitecos? Morwood y sus colegas rechazan que sus pequeños homínidos estén relacionados con el Homo erectus o el Homo sapiens, a la vista de los rasgos del cráneo y de la mandíbula, aunque consideran que pertenecen al género Homo. Destacan también las similitudes en la estatura y las proporciones corporales con los australopitecos.
En cuanto a la vida de estos misteriosos hombres de la isla de Flores, los científicos van descubriendo en la cueva de Liang Bua vestigios interesantes para hacerse una idea de cómo sería su existencia. Han encontrado herramientas de piedra, restos de fogatas e indicios de actividad cazadora. También hay fósiles de otros animales: de ratón, de murciélagos y de dragón de Komodo, además de los restos del pequeño stegodon que se comieron.
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