El Puig: historia y libertad del pueblo valenciano
El Puig de Santa María se convirtió en un lugar simbólico para los valencianos desde el momento en que Jaime I, al preparar la conquista de Valencia emulando a otros estrategas árabes y cristianos (Mostain, Berenguer Ramón II, el Cid, Alfonso II), hace saber a Blasco de Alagón y al maestre del Hospital, Hugo de Fullalquer, que la estrategia a seguir consistía en ir "a un lloc que els cristians anomenen el Puig de la Cebolla i que està prop de València, a dues llegües. I amb les cavalcades que des d'ací farem fer a València i el que la devastarem quant hi anirem, en saber que hauran vingut a gran feblesa i a gran necessitat per fam, ens llançarem damunt d'ells abans que puguen collir els blats altra vegada, i els assetjarem, i, amb la voluntad de Déu, els prendrem". (Crónica 131).
Aquí, en esta población que, en palabras del Conquistador, se llamaba "Enesa i que s'anomenarà El Puig de Santa Maria" (Crónica 209), y más concretamente en la ermita de San Jorge, el pasado domingo, 9 d'Octubre, se rememoró aquella batalla de El Puig en la que se hizo patente que el débil Sharq al-Ándalus iba a ceder su sitio a una cultura diferente que traía consigo Jaime I y los nuevos repobladores cristianos.
Esta nueva civilización, que sustituía a la musulmana, está representada como ningún otro símbolo por la Virgen de El Puig de Santa María. Una imagen, que según la leyenda, fue encontrada por Jaime I, y otorgó, tal vez, poderes divinos a las tropas cristianas en ese famoso combate que permitió la toma de Valencia; motivo por el cual el monarca la proclamó patrona del recién conquistado Reino de Valencia.
Una historia la de esta Virgen y un trayecto a lo largo de los siglos hasta la actualidad que ha quedado reflejado en el documental Santa Maria del Puig: la verge dels valencians, editado por el Ayuntamiento del Puig. Un trabajo que fue presentado el pasado 29 de septiembre en el patio del Monasterio podiense de los Padres Mercedarios.
E independientemente de que seamos cristianos, agnósticos o ateos, nosotros, los valencianos del siglo XXI, somos como somos culturalmente por un pasado histórico que, en un elevado porcentaje, hunde sus raíces en ese cristianismo reinstaurado por Jaime I y representado por la Virgen de El Puig de Santa María, venerada históricamente por los valencianos desde el siglo XIII.
Mas no debemos abusar de la Historia del pueblo valenciano congelando y petrificando ciertos acontecimientos y símbolos que explican sólo una parte del dinámico y riquísimo ser de los valencianos actuales. De la Historia, más bien, debemos aprender y nuestro profesor va a ser otra joya patrimonial, el castillo de El Puig de Santa María, del cual Jaime I afirma que "no serà abandonat, sinó que guanyarem València, per aquell lloc, i tota l'altra terra després". (Crónica 234).
Por esta fortaleza medieval y la montaña sobre la que se asienta, llamada de La Patá, han pasado todas las civilizaciones, desde la Prehistoria y protohistoria hasta el siglo XXI, que nos han dado parte de las características culturales que nos convierten en valencianos.
Consciente o inconscientemente nos han habituado a creer que la Historia del pueblo valenciano comienza con Jaime I, y no es así, sino que, más bien, continúa con este monarca al que se añade todo un pasado anterior y un futuro posterior a su reinado que llega hasta el siglo XXI, a los que si renunciamos no haremos más que convertirnos en esclavos de nuestra propia ignorancia.
Por ello rescatemos nuestro patrimonio y muy concretamente el castillo de El Puig de Santa María de políticas que no dan la verdadera importancia a los restos arquitectónicos que nos definen como pueblo. Es la única forma de conocer lo que hemos sido y poder trazar con libertad el camino de lo queremos ser en el futuro.
Los valencianos, el ayuntamiento de El Puig y la Generalitat deben rescatar del abandono y olvido a este símbolo del multiculturalismo histórico de los valencianos, que nos enseña que nuestro pueblo tiene identidad porque a pesar de los cambios que enriquecen su ser cultural se sigue reconociendo a sí mismo.
Julio Badenes Almenara es filósofo, historiador y profesor del colegio Santa Maria del Puig y Benjamín Marín es periodista y profesor de la Universitat de València.
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