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LOS PROBLEMAS DE LOS INMIGRANTES

Un nuevo incidente tensa la convivencia entre los vecinos y la comunidad magrebí en Crevillent

Las amenazas a un hombre que grabó a traficantes de droga desencadenaron una manifestación

Un nuevo incidente entre un vecino y un grupo de inmigrantes magrebíes ha avivado la tensión entre la población autóctona y la colonia árabe de Crevillent (Baix Vinalopó). El domingo, vecinos del municipio se manifestaron de forma espontánea hasta concentrarse ante la vivienda del alcalde para exigir mayor seguridad. Ayer, una mayoría de niños magrebíes no acudió al colegio por miedo a represalias de sectores ultras. La asociación hispano-marroquí Dos Mares prevé convocar una manifestación para reclamar la expulsión de los norteafricanos delincuentes.

Los niños árabes no acudieron ayer al colegio por miedo a represalias

El último episodio del conflicto social que sufre desde hace una década el municipio de Crevillent [27.000 habitantes censados, con un 10% de presencia inmigrante] entre la población autóctona y la comunidad árabe se desencadenó el domingo. Un ciudadano español, de nombre Pedro y que ayer declinó facilitar su apellido, fue amenazado supuestamente de muerte por varios magrebíes después de que éste facilitara a dos cadenas de televisión de ámbito nacional una cinta de vídeo, que él mismo había filmado con su cámara. La cinta exhibía imágenes de árabes vendiendo droga.

El domingo por la tarde tras abandonar su vivienda, el autor de la grabación fue rodeado por un grupo de norteafricanos que le insultaron y le amenazaron. El asedio de alrededor de setenta norteafricanos, según el relato de la víctima, obligó a la pronta intervención de la Guardia Civil y de La Policía Local. Según narró Pedro, mientras los agentes le protegían, uno de los magrebíes le agarró del brazo y esgrimió una navaja. Uno de sus compatriotas le arrebató el arma blanca y salió corriendo.

Tras este suceso, Pedro se dirigió al cuartel de la Guardia Civil y cursó una denuncia, la quinta que presenta por amenazas desde que se instaló hace 18 meses en Crevillent. Esta escena, que según el denunciante fue presenciada por varios testigos, corrió de boca en boca entre algunos vecinos, que se echaron a la calle en su apoyo. Fue entonces, cuando numerosos residentes de la localidad comenzaron a sumarse de forma espontánea a una manifestación que derivó hacia la vivienda del alcalde, César Augusto Asencio, del PP. Los movilizados reclamaban mayor seguridad.

Ayer, el alcalde admitió que la "situación es preocupante", si bien rechazó que la reacción popular obedezca a un acto contra la inmigración y sí contra la inseguridad ciudadana. Asencio abundó en esta línea y atribuyó a la falta de medios policiales, concretamente de efectivos de la Guardia Civil, el ascenso de la criminalidad en la zona. "Se necesitan medidas policiales y de seguridad para reducir la crispación y la preocupación de los vecinos", dijo.

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Sin embargo, no todos los sectores coinciden con el argumento esgrimido por el primer edil. Crevillent es uno de los primeros asentamientos de inmigrantes, preferentemente magrebíes, en la Comunidad Valenciana. Actualmente, según datos facilitados por la asociación hispano-marroquí Dos Mares, sólo el número de marroquíes residentes alcanza los 3.000. Para el PSPV municipal en Crevillent, "la responsabilidad política de la tensión social es exclusivamente local". La portavoz socialista en este consistorio, Esther Asensio, reprochó al ejecutivo local que no haya previsto mediadores sociales a tenor del formidable incremento de la población árabe, unos 2.000 extranjeros, en menos de ocho años. "El Ayuntamiento ha hecho caso omiso al florecimiento de comercios ilegales, a la implantación de negocios de venta de coches robados, asociados al tráfico de drogas". Para la dirigente socialista, "el alcalde intenta ahora desplazar a otros niveles [en alusión al Gobierno central] lo que realmente ha sido responsabilidad suya". Y prosiguió: "No se ha afrontado el problema desde el origen". Asensio remarcó que Crevillent "jamás" ha tenido la cifra actual de 26 guardias civiles, por encima, según ella, del ratio establecido para este municipio. En cualquier caso, la socialista subrayó el comportamiento "cívico" de los ciudadanos autóctonos que "han vivido con esta realidad durante una década".

El episodio del domingo tuvo su inmediata consecuencia entre la población magrebí. A pesar de que el denunciante de las supuestas amenazas se apresuró a advertir que no se puede criminalizar a toda la población árabe, el presidente de la asociación Dos Mares, Houcine Flifla, aseguró que algunos españoles ya han amenazado con quemar bazares con gritos de "fuera moros". El presidente de este colectivo, residente en Crevillent desde hace doce años, culpó de la delincuencia a los magrebíes que no son vecinos del municipio: "Viven fuera, y aquí se dedican a vender droga". El miedo ya ha hecho mella. Según él, los hijos de ciudadanos magrebíes no acudieron ayer a las escuelas ante posibles represalias. El presidente de esta asociación conminó a las autoridades españolas a expulsar a todos los norteafricanos que cometan actos delictivos para que la sociedad "no criminalice a todo un pueblo". Houcine Flifla informó de que hoy solicitará a la Subdelegación del Gobierno en Alicante la convocatoria de una manifestación en apoyo a los españoles que el domingo se manifestaron y para exigir la expulsión de los árabes delincuentes. "Aquí hay gente trabajadora pero su trabajo lo estropea la gentuza que viene de fuera". Pedro, el vecino que denunció amenazas, dijo que los vecinos se reunirán el 20 de octubre para estudiar medidas.

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