Libertad maltratada
Nada es posible sin la libertad. Y esta es nada sin la responsabilidad. Sin responsabilidad la libertad se convierte en anarquía, en desorden. Se desnaturaliza. Presumimos de vivir en un sistema de libertades. En gran medida es así. Al menos tenemos muchas más libertades que en otras épocas. Pero mansamente, las libertades del siglo se empapan de irresponsabilidad, de amoralidad. Libertad para todo, sin límite. Anarquía. Y una libertad anárquica se convierte en la peor de las dictaduras. Detrás de algunos planteamientos democráticos subyacen dictaduras de hecho. Nos apabullan con la palabra democracia y conculcan la libertad. O lo que es lo mismo, solo hay una libertad, la suya. Y lo suyo es tan bueno que hay que imponerlo. Huele a Maquiavelo, a Enrique VIII, a absolutismo, a marxismo.
Asistimos a lo que llamo, una inflación de la política. Todo es política, todo tiene que resolverse con las categorías políticas, no hay más soluciones. Los políticos hoy nos aseguran el disfrute, la felicidad, la pensión, las vacaciones, las fiestas, el bien y el mal. ¡Que aburrimiento! Aparecen por todos lados, ocupan todos los puestos, están en todos los lugares. Dan la impresión que fuera de la política no hay nada. Mientras tanto el resto de las instituciones languidecen o bien se encuentran en el nirvana a la espera de alguna subvención que les permita seguir viviendo, seguir existiendo. Cuando a los que viven de la política se les manifiesta esto se irritan
como si todo lo bueno del mundo, todo lo excelso estuviera ahí.
Reclamo mi derecho a poner sobre la mesa iniciativas no políticas en uso de mi libertad. Reclamo mi derecho a que mis iniciativas las apoyen los políticos como una muestra de la libertad que pregonan. Hay más iniciativas en la sociedad que las políticas, hay mas ciudadanos, existen más instituciones que las políticas. Somos libres. ¡Déjennos serlo! Hay que tener cuidado con algunos profetas de la libertad. La pueden utilizar para imponer criterios que en realidad van contra la libertad, o para convertirnos en parásitos sociales, en seres anodinos. Algo así está pasando ya.
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