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Reportaje:

La justicia sale a flote tras 26 años

El Tribunal Supremo obliga a indemnizar a las familias de siete marineros que murieron en un abordaje en abril de 1979

Tereixa Constenla

Siete marineros de Adra (Almería) murieron el 6 de abril de 1979 al hundirse su barco, El Colorao, tras ser embestido por el mercante Playa Dorada a 5,5 millas del puerto de Barcelona. Sus familias, de escasos recursos, comenzaron entonces una travesía judicial para lograr una indemnización que, en más de una ocasión, les pareció abocada a otro naufragio. El pasado 28 de septiembre, sin embargo, la Sala de lo Civil del Tribunal Supremo dictó una sentencia que rescata a sus viudas de un mar de desconfianza en la justicia al condenar a la naviera del mercante, Hijos de Francisco Arguimbau, a la aseguradora Cesmar y al patrón Eladio Bermúdez a indemnizarlas.

Cada una de las cinco viudas percibirá 66.111,33 euros, mientras que la cantidad destinada a Virtudes Maldonado asciende a 96.161,94 euros porque perdió a tres hijos en la colisión. Para ella, el fallo del Supremo que les da la razón ha llegado irremediablemente tarde: la mujer falleció en septiembre de 2004 a los 79 años. "Si es verdad que los muertos están viendo, estará muy contenta", manifestó Encarna Fernández Jiménez, su nuera y una de las viudas que ha batallado 26 años en los tribunales. "Estaba muy desilusionada, pero he visto que no hay que rendirse y que hay justicia", declaró por teléfono desde su casa de Adra, tras recibir la noticia del fallo.

"Estaba muy desilusionada, pero no hay que rendirse", afirma una viuda

El periplo jurídico de las mujeres comenzó en la Comandancia Militar Marítima de Barcelona, que incoó un procedimiento penal por el abordaje y que en 1982 se inhibió en favor de la jurisdicción ordinaria. El Juzgado de Instrucción número 11 de Barcelona archivó las diligencias sobre el caso el 21 de mayo de 1982, pero dejó una rendija abierta: no notificó el auto a las demandantes.

Durante la década siguiente, las mujeres visitaron seis despachos de abogados hasta llegar al de Carmen González Sevilla, la única que se interesó por remover el asunto a pesar de que las referencias que le facilitaron eran mínimas: "No sabían ni el número de diligencias ni el nombre de la aseguradora". La letrada descubrió el fallo procesal, que le permitió interponer una demanda de juicio de menor cuantía y recuperar el litigio.

En una sentencia del 3 de mayo de 1996, la titular del Juzgado de Primera Instancia número 21 de Barcelona, Marta Rallo, concluyó que el mercante Playa Dorada había actuado con negligencia para evitar el abordaje del pesquero y condenó a la naviera, la aseguradora y el patrón Eladio Bermúdez a pagar solidariamente 11 millones de pesetas a cada viuda y 16 millones a la madre de los tres hermanos fallecidos.

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La juez rebajó el importe de las compensaciones a la mitad de lo demandado por las familias, al considerar que existía "concurrencia de culpabilidad" puesto que El Colorao navegaba sin capitán titulado. Dos años después, la Audiencia de Barcelona revocó este fallo y absolvió a la naviera, la aseguradora y el patrón de toda responsabilidad indemnizatoria, una decisión anulada ahora por el Supremo.

El Colorao se fue a pique con sus 12 tripulantes -cinco sobrevivieron gracias a una burbuja de aire- en un abrir y cerrar de ojos. Era el primer día que salían a faenar. "Mi marido me dejó empeñada porque no ganaba casi nada, pero yo no quería se fuese a Barcelona, me pasé la semana anterior peleada con él por esa razón", relataba María Carmona en una entrevista para este diario en mayo de 1996.

Veintiséis años dan para mucho. Las viudas de los marineros de Adra, que dependían de los ingresos que les otorgaba el mar, tuvieron que salir adelante como pudieron. En 1979 casi todas tenían hijos pequeños y pocos medios para sobrevivir. Se hicieron jornaleras, limpiadoras o pescadoras, como Encarna Fernández, que atiende un puesto en el mercado de Adra con el que ha logrado mantener a la familia. Enviudó con un bebé de 15 meses a cuestas y dos hijos de 7 y 11 años. La pensión que comenzó a cobrar entonces se limitaba a 28.000 pesetas (168 euros).

En este tiempo las familias han atravesado por vicisitudes de distinto signo, pero lo que no perdieron nunca fue la voluntad, una cabezonería que las llevó a llamar a muchos despachos para exponer un caso que parecía hundirse como El Colorao. La sentencia definitiva ha cambiado el rumbo y los ánimos.

Las viudas de los pescadores fallecidos hace 26 años posan en el puerto de Adra (Almería) el 4 de mayo de 1996.
Las viudas de los pescadores fallecidos hace 26 años posan en el puerto de Adra (Almería) el 4 de mayo de 1996.

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Sobre la firma

Tereixa Constenla
Corresponsal de EL PAÍS en Lisboa desde julio de 2021. En los últimos años ha sido jefa de sección en Cultura, redactora en Babelia y reportera en Andalucía. Es autora del libro 'Cuaderno de urgencias'.

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