El Supremo ordena indemnizar a las familias de siete marineros fallecidos en un abordaje en 1979
El pesquero 'El Colorao' se hundió en aguas de Barcelona al colisionar con un mercante
La justicia sale a flote después de 26 años. El Tribunal Supremo ha fallado a favor de las familias de siete pescadores de Adra (Almería), que murieron al hundirse su embarcación tras ser abordada por un barco mercante el 6 de abril de 1979 frente al puerto de Barcelona. Seis mujeres han bregado durante este tiempo para recibir una indemnización por el accidente. La sentencia del Supremo, que anula un fallo de la Audiencia de Barcelona de 1998, llega irremediablemente tarde para Virtudes Maldonado Moreno, la madre de tres de las víctimas, que falleció el año pasado.
Siete marineros de Adra (Almería) murieron el 6 de abril de 1979 al hundirse su barco, El Colorao, tras ser embestido por el mercante Playa Dorada a 5,5 millas del puerto de Barcelona. Sus familias, de escasos recursos, comenzaron entonces una travesía judicial para lograr una indemnización que, en más de una ocasión, les pareció abocada a otro naufragio.
El pasado 28 de septiembre, sin embargo, la Sala de lo Civil del Tribunal Supremo dictó una sentencia que rescata a sus viudas de un mar de desconfianza en la justicia al condenar a la naviera del mercante Hijos de Francisco Arguimbau, a la aseguradora Cesmar y al patrón Eladio Bermúdez a indemnizarlas.
Cada una de las cinco viudas percibirá 66.111,33 euros, mientras que la cantidad destinada a Virtudes Maldonado asciende a 96.161,94 euros porque perdió a tres hijos en la colisión. Para ella, el fallo del Supremo que les da la razón ha llegado irremediablemente tarde: la mujer falleció en septiembre de 2004 a los 79 años. "Si es verdad que los muertos están viendo, estará muy contenta", manifestó Encarna Fernández Jiménez, su nuera y una de las viudas que ha batallado 26 años en los tribunales.
El periplo jurídico de las mujeres comenzó en la Comandancia Militar Marítima de Barcelona, que incoó un procedimiento penal por el abordaje y que en 1982 se inhibió en favor de la jurisdicción ordinaria. El Juzgado de Instrucción Número 11 de Barcelona archivó las diligencias sobre el caso el 21 de mayo de 1982, pero dejó una rendija abierta: no notificó el auto a las demandantes.
Durante la década siguiente, las mujeres visitaron seis despachos diferentes de abogados hasta llegar al de Carmen González Sevilla, la única que se interesó por remover el asunto a pesar de que las referencias que le facilitaron eran mínimas: "No sabían ni el número de diligencias ni el nombre de la aseguradora".
La letrada descubrió el fallo procesal, que le permitió interponer una demanda de juicio de menor cuantía y recuperar el litigio. En una sentencia del 3 de mayo de 1996, la titular del Juzgado de Primera Instancia Número 21 de Barcelona, Marta Rallo, concluyó que el mercante Playa Dorada había actuado con negligencia para evitar el abordaje del pesquero y condenó a la naviera, la aseguradora y el patrón Eladio Bermúdez a pagar solidariamente 11 millones de pesetas a cada viuda y 16 millones a la madre de los tres hermanos fallecidos.
La juez rebajó el importe de las compensaciones a la mitad de lo demandado por las familias, al considerar que existía "concurrencia de culpabilidad" puesto que El Colorao navegaba sin un capitán titulado. Dos años después, la Audiencia de Barcelona revocó este fallo y absolvió a naviera, aseguradora y patrón de toda responsabilidad indemnizatoria, una decisión anulada ahora por el Supremo.
"He visto que no hay que rendirse"
Veintiséis años dan para mucho. Las viudas de los marineros de Adra, que dependían de los ingresos que les otorgaba el mar, tuvieron que salir adelante en lo que pudieron. En 1979 casi todas tenían hijos pequeños y pocos medios para sobrevivir. Se hicieron jornaleras, limpiadoras o pescadoras, como Encarna Fernández Jiménez, que atiende un puesto en el mercado de Adra con el que ha logrado mantener a la familia. Enviudó con un bebé de 15 meses a cuestas y dos hijos de 7 y 11 años. La pensión que comenzó a cobrar entonces se limitaba a 28.000 pesetas (168 euros).
En este tiempo las familias han atravesado por vicisitudes de distinto signo, pero lo que no han perdido nunca ha sido la voluntad, una suerte de cabezonería insistente que las llevó a llamar a muchos despachos para exponer su caso a pesar de que parecía hundirse como le había ocurrido al pesquero.
El Colorao se fue a pique, con 12 tripulantes, en un abrir y cerrar de ojos. Una burbuja de aire permitió que cinco marineros sobreviviesen, a pesar de que permanecieron sumergidos 30 minutos. Era el primer día que salían a faenar. "Mi marido me dejó empeñada porque no ganaba casi nada, pero yo no quería se fuese a Barcelona, me pasé la semana anterior peleada con él por esa razón", relataba María Carmona en una entrevista para este diario en mayo de 1996, tras la sentencia del Juzgado de Primera Instancia Número 21 de Barcelona que estimaba parcialmente la demanda de las mujeres almerienses.
La Audiencia de Barcelona frustró de nuevo sus expectativas al revocar el fallo anterior y estimar el recurso de la naviera, la aseguradora y el patrón el barco. Finalmente, el recurso de casación interpuesto por la abogada Carmen González Sevilla ante el Tribunal Supremo ha vuelto a cambiar el rumbo y los ánimos. "Estaba muy desilusionada, pero he visto que no hay que rendirse y que hay justicia", declaró Encarna Fernández Jiménez por teléfono desde su casa de Adra, tras recibir la noticia.
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