Molly Yard, feminista y colaboradora de Eleanor Roosevelt
Molly Yard, una de las feministas estadounidenses más influyentes de las últimas décadas, falleció el 21 de septiembre en Pittsburgh a los 93 años.
"Fue una brillante estratega y una organizadora incansable de campañas en pro de la justicia social que siempre fue capaz de atraer a las masas"; así la definía en un comunicado Eleanor Smeal, mentora y amiga que la precedió en la presidencia de la National Organization for Women (NOW), una institución clave dentro del movimiento feminista a la que Yard se afilió en los años setenta y de la que fue presidenta entre 1987 y 1991.
Aunque cuando accedió a ese puesto tenía ya 75 años, su capacidad para la oratoria la convirtió en una fuerza mayor para la NOW, que consiguió que su presupuesto aumentara en apenas cuatro años en un 70% y que el número de sus socias creciera hasta alcanzar el cuarto de millón, contribuyendo así a que el movimiento feminista abriera las puertas a una nueva generación de mujeres.
Yard tuvo un papel clave en la lucha contra la nominación al Tribunal Supremo de Robert Bork, a quien ella calificó públicamente de "Neanderthal" por sus posiciones ultraconservadoras en contra del aborto y los derechos de las mujeres. Sus sólidos argumentos contribuyeron a que Bork no fuera ratificado por el Senado en 1987, pero ése fue sólo uno de los hitos por los que se la recuerda dentro del movimiento feminista.
Yard fue también la responsable de que en 1980 las encuestas de opinión comenzaran a realizar sus análisis separando ambos sexos. Su cuñado, Lou Harris, dirigía una importante empresa de encuestas y fue ella la que le convenció para que separara a hombres y mujeres, lo que demostró por primera vez que la opinión de los dos sexos frente a Ronald Reagan era netamente diferente.
Uno de sus sueños incumplidos fue romper el bipartidismo entre republicanos y demócratas creando un tercer partido que representara a las mujeres y a las minorías, por quienes Yard demostró interés desde muy joven.
Ella afirmaba ser feminista "de nacimiento", puesto que en China, su país de origen, ser mujer ya llevaba implícita una carga de negatividad contra la que Yard se rebeló desde su infancia. De pequeña, en Shanghai vio morir a mucha gente de cólera y escuchó los gritos de otras niñas a las que se les vendaban los pies siguiendo las estrictas tradiciones culturales chinas. Todo ello contribuyó a la construcción de una conciencia social que pudo finalmente florecer tras el exilio de su familia a Estados Unidos cuando Yard tenía sólo 13 años. Sus padres eran misioneros metodistas que, tras entrar en discordia con el Gobierno chino, se instalaron en Estados Unidos y colaboraron con los sindicatos y en las luchas contra la segregación.
Siguiendo la estela familiar, Yard comenzó su activismo político en la Universidad de Swarthmore, donde luchó por la abolición de las hermandades de estudiantes que prohibían el ingreso en ellas de los judíos. Licenciada en Ciencias Políticas, trabajó durante años junto a Eleanor Roosevelt, a la que definió como una "fuerte influencia".
Se sumergió en la organización de las campañas electorales demócratas, luchó por los derechos civiles de los afroamericanos y hasta trató de conseguir sin éxito un escaño en el Congreso del Estado de Pensilvania en 1964. Tras su ingreso en el NOW en la década de los setenta, centró la mayor parte de sus esfuerzos en la lucha por los derechos de las mujeres.
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