Regreso al paseo de los tristes

Al menos una parte del legado del poeta granadino Javier Egea está en manos de chamarileros y librerías virtuales. Hace poco más de una semana, el poeta Luis García Montero desvelaba en estas mismas páginas una situación que ha causado estragos en el ya revuelto mundo cultural de Granada. El pintor Juan Vida fue el que descubrió parte del legado del poeta en una asociación benéfica que se dedica a la venta de objetos de segunda mano. Tras asegurarse de que lo que había encontrado eran libros que pertenecieron al autor de Paseo de los tristes, una buena parte de ellos con dedicatorias personales, se puso en contacto con García Montero y José Carlos Rosales, que acudieron al lugar y decidieron comprar el material allí disponible. También la Asociación del Diente de Oro, que se encarga de mantener despierto el interés por la obra de Egea, se hizo con parte del legado.

La primera pregunta que surgió del triste encuentro, fruto de la casualidad, fue saber cómo habían llegado los libros allí. Según informó el diario La Opinión, el pasado 12 de agosto "una señora" regaló durante una mudanza esas dos cajas de libros a la empresa que la estaba llevando a cabo. Ése es el único motivo, según el diario, por el que los libros llegaron a las instalaciones de Betel, en la antigua Carretera de Málaga. La encargada de la asociación no quiso confirmar que la persona que contrató los servicios de transporte fuera Helena Capetillo, heredera legal de la biblioteca del poeta.

José Luis Alcántara, representante de los herederos y albacea literario de Javier Egea, aseguró crispado desconocer toda la situación y no quiso hacer ningún comentario sobre un caso que se encuentra "en manos de la policía", aunque no dudó en afirmar que "parece ser que los hijos de puta siguen volando sueltos", en una extraña suerte de alusión sin aludidos.

El siguiente paso en esta historia llena de despropósitos lo dio la Diputación Provincial, que emitió una nota de prensa en la que aseguraba estar dispuesta a hacerse con el legado de Egea para ponerlo a buen recaudo en alguna de sus dependencias. Por el contrario, la decisión de Inmaculada López, diputada de Cultura, no sentó demasiado bien en parte del ambiente literario granadino tachando la iniciativa como "oportunista", ya que el propio García Montero había podido adquirir una parte del mismo por ocho euros.

Pero cuando las aguas parecían retomar su cauce otra serie de libros aparecieron en una librería virtual que los vendía a través de Internet. Más de 20 títulos que se encontraban en un almacén que la empresa digital tiene en la localidad granadina de La Zubia, y que fueron adquiridos de forma legal.

Compra de bibliotecas

La librería explicó que la forma habitual de adquirir los volúmenes es la compra de bibliotecas completas que son ofrecidas por particulares. Además, el propietario dijo desconocer el valor de esos libros y se mostró dispuesto a devolverlos a la institución que quisiera hacerse cargo de ellos. Entre los ejemplares que aparecieron en esta librería virtual se encuentran un ejemplar de La mala crianza que su autor, el granadino Álvaro Salvador, había regalado a Egea con una dedicatoria autógrafa o una biografía sobre el poeta Rainer María Rilke escrita por Federico Bermúdez Cañete, y que también se encontraba dedicado. Además, libros como la poesía reunida de T. S. Eliot con subrayados y anotaciones del autor de Raro de luna; Poemas recuperados, de Kavafis, y otras obras de Salvador Dalí, Rimbaud o Claudio Guillén.

Desde la trágica muerte de Javier Egea han sido muchos los que han tratado de aferrarse al mito y a la obra del poeta, uno de los precursores de la corriente La Otra Sentimentalidad. El presidente de la Asociación del Diente de Oro, Javier Benítez, aseguró ayer sentirse "consternado" por lo acontecido y se mostró preocupado "por la posibilidad de que no se esté valorando el legado".