A pedales por un Madrid vacío
Miles de ciclistas reivindican en la 27ª Fiesta de la Bicicleta el uso de este sistema de transporte no contaminante
Por tercer domingo consecutivo, las bicicletas tomaron ayer el centro de la capital, que se vio libre de coches durante parte de la fresca mañana que se vivió en Madrid. Hasta las doce del mediodía, miles de personas de todas las edades (600.000 según la Cope, que organizaba la jornada) salieron a pedalear a sus anchas, por un circuito urbano de aproximadamente 18 kilómetros. Sin prisas, sin pitidos de vehículos ni el peligro de verse atropellados, los ciclistas disfrutaron de una ciudad vacía, algo que, reclamaron muchos de ellos. "Esto debería ser más habitual", pidió un joven.
Bicicletas de carrera, de montaña, de paseo, con marchas, sin ellas, apoyadas en rodines, tándems, monociclos, padres remolcando a sus hijos... La 27ª Fiesta de la Bicicleta en Madrid se convirtió en un muestrario de modelos de vehículos de dos ruedas. Sobre ellas se veía a niños, jóvenes, padres, madres y abuelos, citados en la calle de Menéndez Pelayo a las nueve de la mañana, una convocatoria que para muchos es una fecha marcada en rojo en el calendario. "Esto es una gozada, vengo todos los años", explicaba un chico, casco en mano, antes de salir.
El pistoletazo de salida lo dio el vicealcalde, Manuel Cobo, que se acercó al Retiro para mostrar el "compromiso" del Ayuntamiento de promover el uso de la bicicleta como sistema de transporte "alternativo al coche o la moto, ya que son muchos los madrileños que quieren moverse en bici", explicó. "Aunque la ciudad no sea tan llana como Amsterdam", admitió. El objetivo: divertirse y reivindicar el uso de este método de transporte, "discriminado en Madrid", según muchos asistentes.
Los ciclistas, acompañados por algún patinador e incluso corredores a pie, que también aprovecharon los cortes para disfrutar de unas calles vacías, pedalearon por Menéndez Pelayo, Príncipe de Vergara, Concha Espina, plaza de Lima, paseo de la Castellana, Recoletos... Llegados a este punto, muchos se tomaron un descanso antes de afrontar el primer repecho del día (la subida por la calle de Génova).
Lo importante ayer, a diferencia de los dos últimos domingos ciclistas de la capital -Vuelta Ciclista a España y Mundiales de Ciclismo- era llegar y disfrutar del camino, no el tiempo empleado en terminar. Un hombre, acompañado de sus dos hijas, lo explicaba: "Es la primera vez que vienen las niñas y quiero que desde un principio le cojan gusto a la bicicleta. A ver si podemos hacer todo el recorrido".
A seis por hora
Los ciclistas siguieron su camino a un ritmo tranquilo. Con una distancia de 18 kilómetros y un tiempo de tres horas, la media del pelotón no pasó de los seis kilómetros por hora, una velocidad ligeramente superior a la que se lleva andando. Siguieron de Génova a Alonso Martínez, Sagasta, Carranza, Alberto Aguilera hasta la plaza de España, y de allí hacia Cibeles por el eje Gran Vía-Alcalá. Detrás del último de ellos venían las brigadas municipales. Un total de 232 operarios equipados con 103 máquinas iban limpiando el circuito, que se fue abriendo al tráfico progresivamente.
También los sanitarios del Samur estuvieron en toda la prueba. En toda la mañana atendieron a 34 personas, ninguna de gravedad. Sólo a cinco de ellas se les tuvo que trasladar a distintos centros hospitalarios, una con una crisis convulsiva, y cuatro, con diversos traumatismos debido a caídas de la bicicleta.
El grupo llegó finalmente a la calle de Menéndez Pelayo, donde terminaba la ruta ciclista. "Una pena", comentó uno de los participantes. "Debería ser siempre así". De momento, tendrán que esperar.
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