Una veintena de antiguos poblados mineros
El yacimiento de Peñalosa está considerado como el epicentro de una veintena de poblados menores levantados en el valle del Rumblar y dedicados a la transformación del mineral, en un área en la que también se ha documentado la existencia de tres minas prehistóricas. "Hemos encontrado auténticos martillos y mazas que eran utilizados para extraer los minerales", cuenta el arqueólogo. Los bueyes y caballos trasladaban el mineral hasta los poblados donde se reducían en hornos y el cobre se fundía en crisoles. Son numerosos los testimonios de estos utensilios que se pueden contemplar en el centro de interpretación para la musealización de toda la zona, que el Ayuntamiento de Baños de la Encina ha puesto en marcha. "El cobre fundido se vertía desde los crisoles a diferentes moldes para elaborar herramientas o hasta incluso lingotes, que eran utilizados para comerciar, tanto con la meseta castellana como a lo largo del valle del Guadalquivir", añade Contreras.
Los restos encontrados, que van desde ajuares funerarios a semillas de cereales o legumbres, pasando por piedras de molino y restos de vigas de encinas, los arqueólogos y antropólogos han conseguido descifrar y reconstruir no sólo cómo era la vivienda de estos pobladores hace 4.000 años, sino también de qué y cómo vivían a través de la caza, la ganadería y la agricultura, y desarrollando una industria textil y de la cestería muy similar a la actual. "Hemos encontrado tejidos de lino que no tienen nada que envidiar a los de hoy día", resalta el investigador de la Universidad de Granada.
También se han realizado estudios antropológicos que demuestran la corta esperanza de vida de estos pobladores (unos 30 años), los problemas de desnutrición en los niños o la proliferación de enfermedades como la artritis y la artrosis en las mujeres por trabajar casi siempre de rodillas o los problemas de columna en los hombres por las continuas cargas que trasladaban sobre sus hombros.
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