Cervantes historiado
En el año 1737, Lord Carteret pidió al erudito español Gregorio Mayáns que escribiese una semblanza de Miguel de Cervantes. Mayáns aceptó el encargo, se puso manos a la obra y durante la investigación descubrió la partida de nacimiento de Cervantes. Desde aquella Vida de Miguel de Cervantes Saavedra sabemos que el autor del Quijote nació en Alcalá de Henares, y a partir de entonces los investigadores han ido aumentando la información que tenemos sobre el escritor alcalaíno. A Mayáns siguieron Juan Antonio Pellicer, Fernández de Navarrete, Diego Clemencín y, ya en el siglo XX, Fitzmaurice Kelly, Astrana Marín, Jean Canavaggio, Martín de Riquer y, últimamente, Rosa Rossi, entre otros muchos cervantistas.
CERVANTES VISTO POR UN HISTORIADOR
MANUEL FERNÁNDEZ ÁLVAREZ
ESPASA CALPE. MADRID, 2005
570 PÁGINAS. XX EUROS
En Cervantes visto por un historiador, de Manuel Fernández Álvarez, el biógrafo que es más citado es Luis Astrana Marín, que publicó los siete volúmenes de su Vida ejemplar y heroica de Miguel de Cervantes Saavedra entre 1948 y 1958. Astrana Marín reunió en esta obra casi todos los documentos, algunos inéditos, sobre la vida de Cervantes por aquel entonces. Aquellos volúmenes se escribieron desde la tradición del biografismo impresionista del siglo XIX. Cervantes visto por un historiador puede interpretarse, en esta época de remakes que vivimos, como un homenaje inspirado en la obra de Astrana Marín.
Como muchos críticos literarios previos al formalismo ruso, en Cervantes visto por un historiador, Fernández Álvarez se vale exhaustivamente de la obra escrita del autor del Quijote para ilustrar su vida. Teniendo en cuenta que la mayor parte de los textos cervantinos que nos han llegado son literarios, es decir, ficcionales, ello representa una insoluble paradoja. Este método responde a la lógica de que casi todo en las obras de un escritor está inspirado en su experiencia vital, reduciendo a un mínimo la presencia de la imitación y la convención literarias, lo que para un autor clasicista dista mucho de ser verdad y trae consigo complicaciones graves. Más aún en el caso de Cervantes, especialmente difícil por la cantidad de material autobiográfico que modificó y reelaboró para verterlo en sus obras según le conviniese en cada ocasión, aunque siempre entreverado de lugares comunes poéticos, y que suele obligar a sus biógrafos a andarse con pies de plomo. Pero también porque los escritores mienten, incluido Cervantes.
Valga por ejemplo la narración del cautiverio en Argel. Como es bien sabido, el autor del Quijote se encargó de compilar una Información de Miguel de Cervantes de lo que ha servido a S. M. Pues bien, Fernández Álvarez hace uso abundante de este texto para dar fe de lo que pretendía el propio escritor: desvanecer cualquier recelo sobre su conducta mientras estuvo en la ciudad norteafricana. Porque lo cierto es que Cervantes en Argel, pese a sus cuatro intentos de fuga, fue tratado con una cortesía inusual por sus distintos amos, desde Dalí Mamí hasta Hasán Bajá. Lo que ha hecho sospechar a algunos cervantistas que sus tratos con el enemigo fueron tal vez más íntimos de lo que convenía a un soldado cristiano (Rosa Rossi), aunque tal vez fuera converso (Américo Castro, Rosa Rossi y otros críticos). Fernández da crédito a la Información mientras apoya la visión heroica de Cervantes, pero ante la evidencia de que el escritor mintió en el mismo texto al sostener que había sido maltratado físicamente en Argel, el mismo Fernández Álvarez opta por el "testimonio más sincero" del capitán cautivo en el Quijote, que relata cómo el tal Saavedra nunca recibió castigo.
Otra consecuencia de esta vuelta a la biografía inspirada exhaustivamente en la obra son las dimensiones a que da lugar. Hoy día la mayor parte de las biografías son por necesidad mucho más breves. En realidad tenemos muy pocas certezas sobre la vida del autor del Quijote y por lo general los biógrafos prefieren informar de todas ellas y limitarse a señalar sólo algunas conjeturas, las que consideran más importantes. Aquí se intercalan las dos y a fantasías sorprendentes, como por ejemplo la "sabrosa aventura amorosa" que tal vez tuvo en Lisboa porque "era enamoradizo", y la seguridad de que allí hizo buenas amistades, se yuxtaponen algunos excursos históricos que son, al final, lo más valioso de esta vida de Cervantes.
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