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Columna
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Aznar y ETA

El 2 de octubre de 1998, el entonces presidente Aznar anunció que estaba dispuesto a poner en marcha un proceso de paz si ETA abandonaba las armas. Proceso que incluiría, en una primera fase, "el acercamiento de los presos a las cárceles vascas, la concesión de terceros grados y, finalmente, indultos". El 3 de noviembre, da un paso más y anuncia "contactos con interlocutores del Movimiento de Liberación Nacional Vasco para acreditar la voluntad de la organización terrorista del cese definitivo de la violencia". Al día siguiente, El Mundo publicaba un editorial titulado "Otro valiente paso de Aznar hacia la paz", que terminaba con estas palabras: "Ante asunto de tanta trascendencia, los celos partidistas están de más. Si la paz se lograse, nunca será exclusiva de Aznar: corresponderá a todos cuantos la hayan propiciado". ¡Qué bonito! El día 5, el vicepresidente Álvarez Cascos pedía a ETA que "designara sus interlocutores para que el Gobierno pudiera iniciar conversaciones". Ese mismo día, el presidente Aznar, durante la presentación de la revista La aventura de la Historia, se reafirmaba en su propuesta y declaraba estar dispuesto, incluso, "al perdón y la generosidad" si ETA renunciaba definitivamente a las armas. Nadie, entonces, protestó por esta decisión de Aznar ni le acusó de rendirse "a las pretensiones de ETA". La Asociación de Víctimas del Terrorismo no le reprochó al presidente Aznar el actuar "de espaldas a la ciudadanía, llevando a la rendición ante una banda terrorista en nombre de todos": ni tampoco se le ocurrió anunciar manifestaciones "sin precedentes en la Historia de España", como ha hecho ahora el presidente de la AVT, contra el presidente Zapatero. Quien, de momento, no ha hablado de "acercamiento de presos", "terceros grados", "indultos" ni de "perdón y generosidad", como hizo Aznar. Tampoco el trío Rajoy, Acebes y Zaplana levantó la voz, como ahora, acusando a Zapatero, por ejemplo, de "traicionar a los muertos". ¿Y lo de Aznar no era una "traición"? Pues no. Lo de Aznar era "otro valiente paso hacia la paz", según decía Pedro J. en su periódico. Lo de Zapatero es una "cobarde claudicación ante ETA". En fin... ¡cuanta hipocresía!

fburguera@inves.es

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