Un informe de la patronal califica de "viable y competitiva" la desalación de agua del mar
Los expertos opinan que esta medida es insuficente para las necesidades de Alicante
La desalación es una alternativa "viable y competitiva" para afrontar la actual situación de sequía, según concluye un informe encargado por la patronal (Coepa) sobre la situación de la desalación y de la reutilización de las aguas residuales en la provincia de Alicante. Los expertos de la Universidad de Alicante y Miguel Hernández que han colaborado en el informe cifran en 82,8 hectómetros cúbicos el agua desalada en la provincia, reconocen el esfuerzo realizado en los últimos años en esta materia y estiman que los trasvases y la reutilización son medidas complementarias.
La sequía es un problema complejo, y como tal su solución no depende sólo de una medida concreta aislada. El catedrático de Ingeniería Química, y director del Instituto del Agua de la Universidad de Alicante, Daniel Prats, y el profesor de Historia e Instituciones Económicas, Joaquín Melgarejo, presentaron ayer las conclusiones del informe Situación de la desalación y de la reutilización de aguas residuales depuradas en la provincia de Alicante. Sus autores defendieron el uso de la desalación y de la reutilización de aguas residuales para paliar la falta de agua, aunque admitieron que estas vías "no son suficientes" para cubrir "el déficit de 550 hectómetros cúbicos (hm3) que arrastra la provincia". Para ellos la desalación es una "actividad viable y competitiva pero en determinadas condiciones" como son la proximidad al mar, el abastecimiento urbano y turístico o para agricultura de alto rendimiento.
En la actualidad, la capacidad de producción de agua desalada en la provincia es de 82,8 hm3/año, (el 43 % procede de aguas salobres, el 32% de agua del mar y un 23% de aguas residuales tratadas). Las desaladoras de mayor capacidad de producción destinan el agua a abastecimiento urbano (46, 44hm3/año); las plantas de tamaño medio producen agua para riego (32,4 hm3/año para regadío agrícola y 3,35 hm3/año para a campos de golf), y las pequeñas plantas son las instaladas en los sectores industrial y turístico. El estudio revela que los costes finales para estaciones desaladoras de aguas salobres oscilan entre las 0,30 y las 0,40 euros/m3, y para las desaladoras de agua de mar varía pero en general estima que el procedimiento por ósmosis inversa rondaría los 0,40 y los 0,60 euros/m3.
En la provincia de Alicante existían en 2004 un total de 145 estaciones depuradoras que obtenían 172hm3/año. Melgarejo indicó que este tipo de agua tiene unos "usos posibles" tanto urbanos, como agrícolas, industriales, ambientales y recreativos, y de manera potencial para la recarga de acuíferos. Aunque apuntó la necesidad de extender los tratamientos terciarios sobre estas aguas, que en la actualidad sólo se realiza en el 6% de las aguas depuradas, pero que en los próximos 3 años aumentará al 40% hasta alcanzar los 68hm3/año.
Rocamora exige los trasvases
Joaquín Rocamora, presidente de la patronal Coepa y firme defensor de los trasvases, antes de ceder la palabra a los expertos universitarios para que expusieran las conclusiones de su estudio, ya advirtió de que el tema del agua es "manipulable" y en el que se cuentan "medias verdades". Por eso, la patronal encargó hace más de un año un informe "riguroso e independiente" a la Universidad de Alicante sobre la situación de la desalación y reutilización de las aguas residuales depuradas en la provincia.
Tras una detallada explicación de las conclusiones de este informe por parte de sus coordinadores, Rocamora se encargó, una vez más, de lanzar una enérgica defensa de los trasvases y minimizar los resultados de las desalinizadoras y la reutilización. "Sin trasvases no hay sostenibilidad, no hay futuro y peligran los cultivos". Para el máximo dirigente empresarial estas técnicas de reutilización y desalación son "complementarias" a los trasvases, además criticó los excesivos costos económicos para el campo del agua procedente de depuradoras, al tiempo que enfatizó las nefastas consecuencias medioambientales que estas instalaciones causan en el mar, o su gasto energético, que "quizá algún día no podamos asumir".
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