Pla acusa a Camps de mentir a los valencianos e ignorar la corrupción

El líder de los socialistas Joan Ignasi Pla acusó ayer al presidente Francisco Camps de servirse del conflicto y el engaño para mantenerse en el poder. Pla echó en cara a Camps su falta de crédito político por impedir el debate y la investigación en el Parlamento del caso Fabra y le hizo responsable de que los valencianos estén peor que hace un año. En respuesta a la oferta de pacto urbanístico que le lanzó el presidente de la Generalitat, Pla puso condiciones.

"Si le queda un poco de decencia política, usted debería hacer que el señor Fabra dimitiera"

Pla subió al estrado del hemiciclo pasada la una y media de la tarde. Atrás quedaban las casi dos horas y media de intervención del presidente Camps. Tras unas breves palabras con el presidente de las Cortes, el popular Julio de España, para asegurarse de que fuera comprensivo en la medición de los 30 minutos de tiempo que le correspondían en la tribuna -sobre todo, después del extenso discurso de Camps-, Pla desplegó un discurso duro y sin concesiones -salvo la mención al reciente acuerdo de reforma del Estatut pactado con el PP- hacia la gestión del Consell en los últimos doce meses. Ejerció de oposición, como exige el guión en estos debates, y enumeró una tras otra las vergüenzas del gobierno popular con una intervención pensada para demostrar que el PP que lidera Camps ha perdido un año más de legislatura y que los valencianos, con los indicadores en la mano, están hoy peor que hace un año.

El portavoz socialista atacó el estilo político de los populares y en particular la falta de "ética, eficacia, y transparencia" que caracterizan la gestión del Consell. Y, en particular, echó en cara a Camps su actitud frente a escándalos como el caso Fabra. "No le queda crédito. Lo agotó el día que unió su destino político al hombre que simboliza la perversión del tráfico de influencias, y por tanto la corrupción en esta comunidad: el señor Fabra", dijo. Pla unió el destino político de Camps al de Fabra por no haberlo apartado de sus responsabilidades públicas e insistió en que los "errores en política" no se resuelven con el perdón sino haciendo frente a las responsabilidades. "Si le queda un poco de decencia política, usted debería hacer que el señor Fabra dimitiera o debería desmarcarse de él".

Y llegó el repaso a la situación económica y social de la Comunidad. Pla aseguró que las políticas del Consell se están demostrando, por acción o por omisión, malas para combatir el paro, reducir la precariedad laboral y mejorar, en suma, "todas aquellas cosas que determinan la competitividad de una comunidad moderna". El líder socialista dibujó una comunidad autónoma con unos servicios públicos cada vez más deteriorados, unos sectores industriales en crisis a los que se ha tardado dos años en ofrecer algún tipo de salida, una elevada deuda pública, y una política de vivienda alejada de las necesidades de los ciudadanos. "Ha anunciado a bombo y platillo que dotará con 20 millones de euros las escuelas de vela, pero estaría bien si los colegios de nuestros hijos tuvieran calefacción, ordenadores suficientes, profesores de apoyo o simplemente papel para escribir", apuntó.

Existía cierta expectación en torno a cómo abordaría Pla la posición de su grupo en materia urbanística, sobre todo después del apoyo de concejales socialistas a macroproyectos como Rabassa, el entorno de Mundo Ilusión o el PAI de Elda. Pla no dudó y defendió en la Cámara, ante el aplauso de su grupo, una política urbanística diferente a la impulsada por Camps. "Nunca, desde el gobierno, el conseller del ramo [en referencia a Rafael Blasco] se había convertido en el principal agente urbanizador valenciano", criticó el portavoz socialista tras afirmar que el PP ha reducido a más de la mitad el suelo que no se puede urbanizar. "Nunca un gobierno había priorizado la lógica del negocio inmediato y del pelotazo", aseveró. En respuesta a la oferta de pacto urbanístico del presidente Camps, Pla puso condiciones a ese pacto; concretamente retocar las leyes de Ordenación del Territorio y del Suelo no urbanizable y retirar la Ley Urbanística Valenciana, que sustituirá a la LRAU, y que acabe el trato sectario del Consell hacia los proyectos urbanísticos presentados en los ayuntamientos socialistas. "Sólo en seis actuaciones" de municipios del PP, argumentó el líder del PSPV, se va a urbanizar el doble de lo denunciado por Camps [que con un recorte de prensa en la mano restregó minutos antes a los socialistas que 58 de sus alcaldes proyectaban urbanizar el suelo equivalente a 10.000 campos de fútbol].

El portavoz, que no olvidó mencionar la falta de control que tiene Camps sobre un PP dividido, pidió al presidente "más hechos y menos demagogia y victimismo", sobre todo frente a las políticas del Gobierno central que, según apuntó Pla, "han tenido la cara dura de apuntarse como propias".

Pla ofreció al presidente un Compromiso por lo social, que incluye una mejora de los servicios públicos, y la creación de una mesa de diálogo sobre el agua, así como una iniciativa parlamentaria que dé más transparencia a la gestión pública.

A última hora, los socialistas distribuyeron una encuesta elaborada por el partido -con 450 entrevistas proporcionales-, donde Pla, con un 37,4% de apoyos, resultó ganador del debate frente a un 31% que le dio la victoria a Camps. A Ribó le dio vencedor un 4,7% y un 26% consideró que no venció ninguno. Por áreas, los encuestados destacaron la intervención de Pla en materia de vivienda, educación, empleo, políticas sociales y la corrupción frente a Camps, que sobresalió en temas de agua, el Estatuto, las infraestructuras o los aspectos más institucionales.