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MOTOCICLISMO | Gran Premio de Malaisia
Columna
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¿Rossi 'vs' Alonso?

Que a uno le plazca su trabajo es una suerte, pero a veces puede surgir el deseo de cambiar. Que a Valentino Rossi le encanta el suyo no es ningún secreto; le gusta muchísimo correr en moto y disfruta haciéndolo, pero si hay algo que le gusta aún más es correr en coche. Le chifla, vaya. De hecho, su primer contacto con la competición fue a través del karting infantil -como Fernando Alonso- en el que llegó a destacar; luego se pasó a las motos porque seguir avanzando en las cuatro ruedas estaba fuera de sus posibilidades económicas.

Tradicionalmente, el deporte automovilístico ha tenido una de sus puertas de acceso en las carreras de motos. Así lo han hecho bastantes pilotos a lo largo de la historia, aunque sólo John Surtees fue capaz de triunfar al máximo nivel en ambas disciplinas. Entre 1954 y 1960 ganó tres campeonatos mundiales en 350cc y cuatro en 500, saltando luego a la fórmula 1 y adjudicándose el título en 1964 sobre Ferrari. Mike Hailwood ganó en 1972 el campeonato europeo de Fórmula 2, precisamente en el equipo de Surtees, y corrió en la F-1 durante dos temporadas pero un accidente en Nurburgring lo apartó de las carreras, hasta su regreso a las motos en 1978.

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El séptimo de Rossi

No todo lo que funciona sobre dos ruedas lo hace necesariamente sobre cuatro. En 1972, Angel Nieto probó un March de F-2 en Brands Hatch y ya vio que aquello no era lo suyo. Tras retirarse del Mundial con 15 títulos, Giacomo Agostini hizo sus pinitos en el Campeonato Aurora, una fórmula 1 de segunda división, donde cosechó algunos éxitos, pero pronto lo dejó para montar un equipo en 250 con el apoyo de Marlboro. Otras figuras como Kevin Schwantz, Wayne Gardner o Johnny Ceccoto han participado en carreras de turismos o sport-producción pero excepto el venezolano ninguno brilló con la misma intensidad.

Aparte del talento necesario para manejarse con solvencia en otra disciplina deportiva, está el factor aprendizaje. Para divertirse, Rossi salió con un Peugeot 206 WRC en un rallye del Mundial (el RAC británico) hace dos años. Antes de terminar el primer tramo ya lo había destrozado, si bien los platos rotos los pagaba Michelin... Sin embargo ha estado tres veces en Fiorano, la pista de pruebas de la scuderia, probando el Ferrari de F-1, y ya son palabras mayores. La prudencia que destilan los comentarios de Ross Brawn, director técnico del equipo italiano, no ponen en duda el potencial de Rossi: "Ya es tan rápido como un piloto de F1 en las curvas lentas, y ahora sólo es cosa suya acostumbrarse a la frenada en los virajes de alta velocidad (...) Una vez haya aprendido los trucos necesarios va a ser muy rápido. No veo ninguna razón por la cual no debiera [correr en F1]". En la agenda del il dottore figura un programa de entrenamientos privados a lo largo de la próxima temporada para mejorar su nivel de pilotaje y valorar si se encontraría en condiciones de asaltar con garantías la máxima categoría del automovilismo, posiblemente en 2007. Rossi es mucho Rossi. "Yo soy Valentino Rossi... esta es mi ventaja sobre los demás." Genio y figura.

El italiano posa junto a siete amigos disfrazados de enanitos y con el año en que consiguió cada título en la camiseta.
El italiano posa junto a siete amigos disfrazados de enanitos y con el año en que consiguió cada título en la camiseta.

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