Un laboratorio antialcohólico
El laboratorio de Psicobiología de la Jaume I estudia los efectos del licor en la memoria social
No siempre es fácil comprender el trabajo de los científicos. Si lo que se pretende es calibrar la aplicación práctica de sus experimentos, la base científica aparece lejana y abstracta. Sin embargo, la tarea que se desarrolla en el Laboratorio de Psicobiología de la Universidad Jaume I de Castellón es una de esas que, quizá por la capacidad explicativa y la paciencia de sus miembros, resulta comprensible, destacable y loable.
El director del laboratorio y catedrático de esta materia, Carlos González Aragón, lleva años trabajando en una hipótesis que engendró en Canadá antes de llegar a La Plana. Su objetivo, desvelar el mecanismo a través del cual el alcohol produce sus efectos, por qué altera la conducta y es capaz de producir adicción. González Aragón siembra y, además del trabajo continuado en el laboratorio, ha conseguido que uno de sus miembros, Héctor Marín Manrique, desarrolle una tesis sobre una variante que avala sus descubrimientos.
El principio se sitúa en el hecho de que el alcohol no sólo se metaboliza en el hígado, sino que en algunas zonas del cerebro también se procesan cantidades importantes de etanol, que es oxidado y transformado en otra sustancia llamada acetaldehído. Este compuesto conocido parece ser responsable de gran parte de los efectos que clásicamente se habían atribuido al etanol. En este mecanismo de generación del acetaldehído en el cerebro está implicada una enzima, la catalasa, que es la gran protagonista de los trabajos del laboratorio de la Jaume I.
De momento, González Aragón ha constatado, con los experimentos realizados empleando ratas y ratones, que si se reduce la acción de esta enzima, algunos de los efectos producidos por la administración de alcohol disminuyen. Las pruebas se han certificado sobre la actividad locomotora y sobre el efecto ansiolítico producidos por el alcohol en ratones. También se ha comprobado en ratas cómo si se bloquea la actividad de la catalasa cerebral y consecuentemente se reduce la producción de acetaldehído en cerebro, se observa una reducción de la ingesta de alcohol, lo cual sugiere que su producción pudiera tener un papel prominente en el consumo de esta droga y, con probabilidad, en su capacidad adictiva.
Pero el trabajo de Marín Manrique se ha desarrollado en otra vertiente. Este ya doctor ha investigado la "implicación de la catalasa en la facilitación de la memoria social producida por el etanol". Bajo este título se descubre una tesis que se justifica en la necesidad de demostrar que la catalasa también está implicada en la capacidad que el etanol posee para afectar a procesos mentales complejos como son el aprendizaje y la memoria. Así, este investigador ha estudiado como el alcohol es capaz de mejorar la memoria social en ratones. Tal como explica, la inyección de etanol a un ratón después de "presentarle" a otro, duplica la capacidad del primero de reconocer al segundo en un posterior encuentro. En cambio, si se administra un inhibidor de catalasa al ratón, a la vez que se le da alcohol, la capacidad de "reconocer" a su congénere es igual a la de un animal al que no se le ha suministrado etanol. Es decir, la capacidad que el alcohol tiene para mejorar la memoria en estos roedores requiere de la acción de la catalasa.
La importancia de este descubrimiento estriba en que demuestra por vez primera que la actividad de la catalasa cerebral es fundamental para explicar los efectos que el etanol produce sobre la memoria. El trabajo del laboratorio no ha acabado. Sus experimentos se encuentran aún en fase de afianzamiento de una hipótesis, la de la catalasa, que tras un largo periodo de desatención por parte del corpus científico que trabaja en alcoholismo, está cobrando cada vez mayor protagonismo y respeto, gracias al trabajo riguroso desarrollado por científicos como los que componen el laboratorio de Psicobiología de la Universitat Jaume I. Harán falta muchos más experimentos, pero, en cualquier caso, el empeño es máximo cada día. Y cualquier pequeño adelanto es un logro.
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