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Tribuna:LA SEGUNDA MODERNIZACIÓN
Tribuna
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Andalucía puede...

Ninguna sociedad puede progresar sin una hoja de ruta en la que dibujar la trayectoria de su ambición. La llamada Segunda Modernización es la hoja de ruta del Gobierno andaluz para colocar a Andalucía entre las regiones más avanzadas de España y de Europa en el intervalo de una generación. Y hacerlo en el contexto de la globalización, manteniendo nuestra cohesión como sociedad y nuestra identidad como comunidad histórica y cultural.

Es cierto que la globalización económica y financiera ha reducido los márgenes de las políticas públicas. Pero si ha angostado algunas opciones, ha abierto otras. En Andalucía las estamos aprovechando. Con los planes de internacionalización de las empresas andaluzas, entre 1998 y 2004 la tasa de cobertura (exportaciones / importaciones) de nuestra economía ha pasado del 35,5% al 96,6%; y desde 1990 nuestras exportaciones se han multiplicado por 3,5. En 2003 nuestra inversión en I+D creció un 54%, con un incremento sin precedentes en el sector privado, donde subió un 70% (57 puntos más que el resto de España). Hemos constituido la Corporación Tecnológica de Andalucía, integrando a las empresas punta en tecnología con los mejores centros de investigación. Están lanzados planes específicos para atraer a investigadores de prestigio; y hemos creado el primer Banco de Líneas Celulares de carácter público. Se ha llevado Internet a 650 municipios; y en un solo curso -desde el 2003-2004- se han instalado 117.000 ordenadores en las escuelas públicas. Tenemos ya 139 centros bilingües, donde se enseña en inglés. La inversión pública en Educación, Universidades e I+D ha crecido este año un 10,9%, un 19,6% y un 30,5%, respectivamente; y va a crecer aún más. Nuestro porcentaje de hogares con Internet está próximo a la media nacional (20% frente a 24%); y el de informatización de nuestras empresas es superior (87% frente a 86%). En el 2004 se crearon 22.173 empresas (en 1981, sólo 2.182) haciendo de Andalucía la segunda comunidad autónoma con más dinamismo empresarial. Para seguir impulsándolo hemos creado Invercaria, la primera sociedad pública autonómica de capital riesgo. El resultado es que en 10 años (1995-2004) hemos avanzado más de 4 puntos porcentuales de convergencia con España en renta per cápita (del 73,7% al 77,8%); y 6 puntos respecto a Europa (del 68,1% al 74%) en los últimos tres años (2000-2003). Estamos aprovechando opciones que antes no podían ni imaginarse, y que ya han permitido a países y regiones enteras auparse a niveles de progreso que nadie pensó que estuvieran a su alcance.

Una cultura proclive al cambio y la innovación, que no tema al fracaso, es fundamental. Pero sin una dirección política con capacidad de movilizar las energías sociales, el "milagro" no ocurre.

¿Qué es lo que ha permitido, por ejemplo, a Irlanda y a Finlandia, a Singapur y a China, a Malasia y a la región india de Bangalore, salir de la postración y convertirse en sujetos activos de la economía global?

¿Ha sido el determinismo histórico o una predisposición cultural innata los que han obrado el milagro? ¿Una improbable "mano invisible" del mercado global?

Nada de eso en absoluto. ¿Cuál es entonces la explicación? ¿Cuál es el secreto?

Pues algo tan olvidado, por los economistas -y por los políticos abonados al escepticismo sobre lo público- como la tan denostada Economía Política, es decir, la dirección política de la economía.

¿En qué consiste? En: 1. Visión e imaginación de las oportunidades disponibles; 2. Capacidad de planificación estratégica; 3. Decisión política apoyada en un amplio consenso social; y 4. Voluntad política sostenida en el tiempo, que de estabilidad a políticas económicas a largo plazo. A todo esto -visión, decisión, planificación y voluntad- se le llama liderazgo político.

Más allá de los 10 grandes ejes de actuación y de las 100 medidas en que se concreta el Proyecto (el 98% están en marcha y su grado de ejecución puede seguirse en la web de la Segunda Modernización: http://www.andaluciajunta.es/segundamodernización/) la cultura social, en sentido amplio (los valores y actitudes que nos mueven), y el liderazgo político son los factores intangibles pero decisivos para rebasar el umbral de un desarrollo moderno, endógeno.

Una cultura proclive al cambio y la innovación, que no tema al fracaso, es fundamental. Pero sin una dirección política con capacidad de movilizar las energías sociales, el "milagro" no ocurre.

Por supuesto, no lo vamos a hacer solos. Nos beneficiamos del tirón y de la solidaridad de un país que se llama España. Y de pertenecer a un gran mercado y a un proyecto que es Europa. Pero sin nosotros, sin nuestro propio empuje, no ocurrirá.

Andalucía se encuentra en el umbral de un salto cualitativo en su desarrollo. Los escépticos, que ignoran que el cambio histórico es un vasto movimiento -como el de la Tierra- que ocurre bajo nuestros pies, se negarán a ver la perspectiva que se nos abre. Los descreídos despreciarán todo lo que no ha salido de su cabeza. Sin embargo, los datos objetivos y la realidad cotidiana avalan una nueva confianza y un nuevo optimismo sobre nuestro futuro. La mayoría de los andaluces se acogerá a ellos. Porque prefiere creer que Andalucía puede... Y eso ya es mucho.

Gaspar Zarrías es consejero de la Presidencia de la Junta de Andalucía.

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