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Batasuna renovará la dirección en enero tras concluir su debate interno

Los dirigentes de Batasuna han ido desvelando esta semana sus proyectos para el futuro inmediato. Lo han hecho de forma controlada y sin estridencias, para que no resulte chocante con su condición de fuerza ilegalizada. Se trata de un plan medido que fue aprobado en una asamblea clandestina celebrada el pasado 10 de septiembre en la localidad navarra de Alsasua -gobernada precisamente por una alcaldesa de Aralar, el partido escindido de Batasuna en el anterior debate, hace cuatro años- y a la que asistieron 300 personas.

Allí se decidió iniciar ya un nuevo proceso de debate con el que tratarán de reestructurar la organización interna, descalabrada como consecuencia de la ilegalización, para culminar en enero con la elección de la mesa nacional. La nueva dirección deberá poner en marcha la estrategia política que se haya aprobado para que Batasuna pueda sortear las consecuencias de la ilegalización, que le han obligado a trabajar en la clandestinidad además de alejarle de las instituciones, para estar presente en las elecciones municipales de 2007.

En una rueda de prensa que ofrecieron ayer en Alsasua, los actuales dirigentes aseguraron que el propósito de este debate es "presentarse ante la sociedad como una fuerza política, activa, principal y protagonista a la hora de buscar soluciones para superar el conflicto". Sin embargo, no desvelaron, pese a admitir que debatirán tres ponencias, cuál va a ser la línea de actuación política que les puede permitir volver a la legalidad y operar como un partido normal.

Escisiones

Hace cuatro años, Batasuna cerró su debate interno -pasó de Euskal Herritarrok a denominarse Batasuna- sancionando una ponencia que reconocía que "todas las clases de lucha son necesarias". Su resistencia a condenar o renunciar a la "lucha armada" de ETA, que había roto la tregua, ya le supuso entonces la escisión de los discrepantes en este punto del debate, como Aralar o los vascofranceses de Abertzaleen Batasuna. Además de estos descuelgues, llegó más tarde la ilegalización, que le ha convertido en una fuerza extraparlamentaria.

La respuesta a estas dificultades objetivas llegó en noviembre del año pasado, cuando Batasuna proclamó en Anoeta (San Sebastián), su propuesta de "solución del conflicto" mediante una negociación a dos bandas, entre ETA y el Estado y entre las fuerzas políticas. Batasuna, sin embargo, no contempla en ella la obligación de una tregua previa de ETA, aun cuando proclama la necesidad de "sacar el conflicto de la calle para llevarlo a una mesa de negociación".

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En esta situación de estancamiento Batasuna inicia el debate y afronta el primer aniversario de la declaración de Anoeta sin dar pauta alguna sobre los movimientos, necesariamente relacionados con la tregua de ETA, en los que piensa sustentar su "legalización" como fuerza política. Pernando Barrena aseguró que la voluntad de Batasuna es "participar en la vida política a todos sus niveles".

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