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Reportaje:VOLKSWAGEN FOX 1.4 | PRUEBA

El Volkswagen más barato

El Fox es el nuevo coche pequeño de VW, un modelo de diseño sencillo y vocación urbana con un precio más asequible de lo habitual en la marca (desde 10.500 euros). Aporta una línea simpática, un interior práctico, una conducción agradable y un consumo reducido. Y aunque el equipo de serie incluye sólo lo básico, puede añadir como opción el control de estabilidad ESP (585 euros).

Más grande que el Lupo

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La llegada del Fox indica un cambio de estrategia en VW, que tras lanzar dos modelos exclusivos como la berlina Phaeton y el Touareg, quería distanciarse de las marcas populares para competir con las de prestigio: Mercedes, BMW y Audi. El objetivo era vender coches más caros, refinados y rentables para compensar los altos costes que supone producir en Alemania. Pero la sustitución del Lupo, un modelo urbano con un toque elitista, por el Fox, más grande y práctico, pero sin glamour, contradice esta política.

El Fox se fabrica en Brasil y llega a Europa con unos precios ajustados que hacen más asequible el escalón inferior de la gama VW y buscan aumentar las ventas con un modelo más barato y popular. Mide 3,82 metros de largo, casi 30 centímetros más que el Lupo y sólo 10 menos que el Polo. Está mucho más cerca de éste, con el que comparte muchos elementos mecánicos, que del primero, lo que implica menor sentido práctico para aparcar en ciudad.

Un diseño práctico

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La carrocería, de tres puertas y línea casi monovolumen, tiene una altura notable y, junto a unas suspensiones elevadas, hace que parezca más corto de lo que es. La sencillez de los trazos y las esquinas redondeadas crean una imagen compacta y discreta que se identifica con el estilo de VW, pero no añade nada original que destaque y resulta algo impersonal.

Sin embargo, la altura aporta ventajas frente a otros utilitarios de líneas similares: permite integrar unas puertas altas y grandes que hacen más fácil y cómodo el acceso, sobre todo a personas mayores, y no parece una minifurgoneta como muchos de ellos. Y, aunque no destaca por su amplitud, da sensación de desahogo.

El diseño interior es limpio y sencillo, y sólo desentonan las tapicerías, chillonas y poco sugerentes. La calidad de los plásticos es aceptable, pero presenta detalles pobres y ajustes que lo acercan más a los últimos coches coreanos que a los acabados de VW (volante, instrumentación, ranuras de la guantera...). En cambio, está bien insonorizado y las suspensiones ofrecen un buen compromiso entre estabilidad y confort.

El nuevo VW incluye soluciones muy funcionales, como la banqueta trasera, que se regula en longitud para ampliar el maletero y puede alojar a dos adultos de 1,80 metros, uno detrás del otro, con un espacio correcto para las piernas. La banqueta posterior sólo tiene dos plazas, lo que limita el total a cuatro, aunque lleva en el centro una bandeja con dos posavasos y una repisa que se completa con unas bolsas pequeñas y un hueco para botellas en las puertas; un cajón bajo el asiento del conductor, repisas encima del salpicadero, un posavasos y otra repisa delante del cambio.

Tres motores y acabado único

La gama Fox se ofrece con tres motores, 1.2 y 1.4 (55 y 75 CV) en gasolina y 1.4 TDi (70 CV). El equipo de serie incluye sólo lo elemental: doble airbag, ABS, elevalunas eléctricos, cierre con mando y poco más. El aire, el radio-CD, los airbags laterales y el ESP se pagan aparte. Los precios son económicos, pero sólo 800 euros inferiores a los de un Polo equivalente, una cantidad escasa para la diferencia de acabado que hay entre ambos.

Conclusión

El Fox es un utilitario sencillo y práctico en el uso diario. Ofrece un interior amplio, un motor 1.4 que corre lo suficiente y gasta poco, un equipo de serie básico y una calidad de conjunto aceptable. Y aporta la imagen de marca de VW a un precio asequible y ajustado.

La altura de la carrocería y las suspensiones, junto a una zaga muy recortada, definen la línea del Fox, un utilitario económico fabricado en Brasil que hace más asequible adquirir un VW.
La altura de la carrocería y las suspensiones, junto a una zaga muy recortada, definen la línea del Fox, un utilitario económico fabricado en Brasil que hace más asequible adquirir un VW.ENRIQUE BROOKING

PRÁCTICO, PERO AUSTERO

El diseño interior del Fox es austero, con un salpicadero sencillo que incluye una instrumentación muy justa, aunque con cuentarrevoluciones, y un volante de aspecto pobre que penaliza la imagen del conjunto. En cambio, resulta práctico, porque toda la zona superior situada debajo del parabrisas forma una bandeja para dejar objetos (aunque se mueven en las curvas). Sólo la consola central, que integra el equipo de música y los mandos de la climatización, aporta cierta presencia porque es muy parecida a la de los VW de última generación. La sobriedad del diseño se mantiene también en los paneles de las puertas, que incluyen una bandeja muy pequeña y un hueco para botellas grandes. Las plazas traseras están bien resueltas, se regulan en longitud y tienen un acceso cómodo. Pero la banqueta está configurada para dos plazas y lleva en el medio un soporte plástico con dos posavasos y una repisa para objetos. Además, las tapicerías de rayas de colores no realzan el conjunto. Y el maletero ofrece una capacidad de 260 litros que llega a 1.016 abatiendo los respaldos. La zaga del Fox muestra un diseño limpio y es más alta de lo normal, tiene una luneta pequeña e integra bien el portón. Los pilotos y el parachoques son muy discretos

MÁS CARO QUE LOS COREANOS

El Fox es un coche asequible, pero no tanto como los modelos coreanos equivalentes. Tiene cuatro plazas, una menos, y también un equipo de serie algo inferior.El nuevo VW cuesta lo mismo que un Hyundai Getz 1.3, que, aparte de ofrecer unas prestaciones superiores en aceleración, incluye de origen cuatro airbags y radio-CD. La diferencia sube a 1.600 euros frente a un Chevrolet Kalos 1.2, que aunque es más lento viene también con radioCD. En cambio, el Fox cuesta 400 euros menos que un Opel Corsa 1.2, que incluye un equipo de serie similar. El gran rival del Fox es su hermano mayor, el Polo, que sale sólo 800 euros más caro a igualdad de motor y tiene cinco plazas, una imagen más atractiva, mejores acabados y cuatro airbags de serie

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