Yúshenko pacta con el antiguo régimen ucranio
El presidente de Ucrania, Víktor Yúshenko, prefirió pactar con su acérrimo enemigo de ayer y blanco de la revolución naranja que aceptar la mano que le tendió la víspera su carismática compañera, Yulia Timoshenko. Un acuerdo de última hora entre el líder ucranio y la oposición logró garantizar la aprobación de Yuri Yejanúrov como primer ministro y superar la crisis política que mantenía paralizada al país.
A Yejanúrov le habían faltado el martes tres votos para ser confirmado en su cargo. El presidente comenzó a negociar a varias bandas para evitar que su candidato fuera rechazado de nuevo. Diez minutos antes de la crucial votación en el Parlamento, Yúshenko se reunió con su principal rival, Víktor Yanukóvich, y firmó un memorando de 10 puntos. Ambos políticos, que a fines del año pasado protagonizaron una dramática lucha por el poder, se mostraron de acuerdo en que la reforma política -que prevé una redistribución de facultades a favor del Parlamento y del primer ministro y en detrimento del presidente- debe entrar en vigor en enero. Yúshenko se comprometió a garantizar unas elecciones parlamentarias transparentes en marzo, a no perseguir a la oposición y a impulsar la aprobación de una serie de leyes.
Pero el punto más importante del documento, que también lleva la firma de Yejanúrov, es la renuncia a dar nuevos pasos para reprivatizar empresas. La revisión de las privatizaciones, realizadas durante el anterior Gobierno, era uno de los puntos programáticos de la revolución naranja, y Timoshenko, su principal impulsora. En su intervención previa a la votación, Yúshenko se refirió a las acusaciones de corrupción que desencadenaron la crisis y anunció que reducía su secretariado, eliminaba el puesto de asesor principal y recortaba las facultades del Consejo de Seguridad Nacional y Defensa, institución que la ex primera ministra había calificado de Gobierno paralelo que trabajaba en su contra.