"Quiero saber lo que es el Tour"
Rubén Plaza (Ibi, Alicante, 29 de febrero de 1980) mide 191'5 centímetros, tres y medio más que Indurain, que ya era alto, el ciclista con el que más se le compara desde que entró como amateur en el Banesto. Allí, en el vivero en el que creció el ganador de cinco Tours, encontraron aún más similitudes. También Plaza era callado, serio, cauto ante los desconocidos, muy celoso de su intimidad, cabezota, hombre de una sola palabra. Y como ciclista, era clavado, con gran capacidad contrarreloj, capaz de sufrir en la montaña... A los 25 años, Plaza, fan de Loquillo, por el que lleva tatuado un pájaro loco en el hombro, ha terminado sexto su segunda Vuelta. Sigue soñando con el Tour, que descubrirá no con el equipo de Echávarri y Unzue, sino con el de Vicente Belda, otro alicantino, que también se ha enamorado de él.
Pregunta. Es usted el único entre los 30 primeros de la general que ha nacido en los años 80. ¿Le genera esto alguna reflexión?
Respuesta. No lo había pensado que yo fuera el más joven delante. Pero seguramente habrá más de mi edad corriendo... Creo que la mía es una buena edad para empezar a disputar una Vuelta grande. A partir de ahora es cuando tienen que venir los mejores años.
P. ¿Cómo nota la mejora física, la maduración, que es la palabra que todo el mundo usa? ¿Mejora su capacidad de recuperación, por ejemplo?
R. Noto cada año un poquito de progresión. Sí, me cuesta menos recuperarme de los esfuerzos del día anterior, aumento la carga de entrenamientos... ¿Hasta dónde llegará la mejora? No sé... ¿Un año más, dos años...? A lo mejor entonces dejo de progresar... No sé.
P. A usted se le ha visto venir desde que era juvenil. Es un corredor que siempre, desde los 15 años, ha dado la impresión de saber muy bien a dónde quería ir, qué puesto podía ocupar en el ciclismo...
R. Siempre digo lo mismo, que los de mi generación empezamos a montar viendo a Indurain ganando Tours y el ídolo de la mayoría de nosotros era Indurain. Así, el que más o el que menos quería ser como él. Y lo que al principio empieza a ser un sueño, pues mira...
P. Para llegar aquí tuvo que superar muchos problemas de desequilibrio de crecimiento. Tengo entendido que llegado un momento su potencia muscular era excesiva para la resistencia de los ligamentos y los tendones...
R. Sí. Tuve que estar un año y pico sin correr por eso. Pero al final, con mucho trabajo, se ha ido solucionando y no es algo que me haya impedido llegar.
P. Y además, o eso parece, le ha ayudado a forjar una mentalidad de avanzar lentamente...
R. Y, aparte, desde que pasé a aficionados la mentalidad del Banesto, mi equipo, era ésa. Todo con tranquilidad, con paciencia, y así lo hicimos. Eso, ir sin prisa.
P. ¿En su momento actual ya ha empezado a trabajar para mejorar en lo que peor se le da, la montaña, sin perder de vista su capacidad contrarreloj? ¿Trabaja algo de una forma específica?
R. Yo trabajo pensando en las vueltas grandes. Ésta es la segunda que he corrido. El año pasado hasta mitad de Vuelta estuve bien, hice una buena contrarreloj en Valencia... bastante bien. Alguien como yo debe pensar en tratar de compensar lo que pierde en las montañas con las contrarreloj. Viendo como ha ido esta Vuelta, si quiero llegar al podio alguna vez o tengo que ir más rápido en crono o para arriba, o las dos cosas. Yo confío en poder conseguirlo con el tiempo. Aunque este año, entre las dos contrarreloj largas no he metido ni un minuto a los escaladores. Y luego Heras para arriba en cada final en alto me ha metido cerca de dos minutos, si no más. Eso, de momento, es el mi mayor problema para poder estar en el podio de una grande, que es mi objetivo a medio-largo plazo.
P. ¿Podio sólo o la victoria?
R. Sí, bueno, en principio es ése... El objetivo es ése...
P. Viendo cómo va en la Vuelta, una carrera muy complicada, la más contraria a sus características, ¿no se le abre el apetito por conocer el Tour?
R. Tengo ganas, pero tampoco soy viejo... 25 años... Quiero saber lo que es, aunque tampoco puedes ir pensando en medirte de entrada con los escaladores para ver cuánto pierdes. Tengo curiosidad por saber lo que es aquello, pero tengo tiempo, creo.
P. Hace dos años, después de ser campeón de España, se fue del Banesto, en el que era el estandarte de la última generación, para irse al Kelme, un equipo con postulados bastante diferentes. Ese cambió sorprendió. Se creía que su personalidad cambiaría, que aceleraría su progresión...
R. Un ciclista debe tener personalidad y saber lo que quiere. Y sabiendo lo que quieres, vayas donde vayas vas a hacer más o menos lo que quieras. Vine de Banesto a aquí con la misma mentalidad de ir creciendo.
P. ¿Sigue viviendo en Cantabria, con su chica, la ciclista Mercedes Cagigas?
R. Sí, pero también bajo a Alicante mucho. Normalmente paso seis meses arriba, en el Cantábrico, y seis en el Mediterráneo,
P. ¿Ayuda que su pareja sea ciclista profesional?
R. Claro que va muy bien para la convivencia, porque cada uno sabemos por lo que está pasando el otro. Además salimos a entrenarnos juntos.
P. En el Mundial, esta semana, participan los dos. ¿Cómo lo llevan?
R. Bien, bien, aunque ella se pone muy nerviosa.
P. Usted, en la Vuelta, junto a Menchov, ha sido el mejor contrarrelojista. Ello ha hecho crecer las ilusiones de que el jueves, en el Mundial contrarreloj, usted pueda lograr una medalla...
R. Pues no sé. No sé ni quién va ir, ni quién lo va a preparar, quiénes son los rivales... Yo voy a ir ahí a tope y ya está.
P. ¿El sexto puesto final es el lugar en el que merece estar?
R. Si algo tienen las vueltas grandes es que al final ponen a cada uno en su sitio. Hay oportunidades para todos y cada uno acaba donde se merece.
P. Heras merece la victoria, entonces...
R. Yo veía a Denis Menchov más fuerte en un mano a mano con Heras, pero la Vuelta también se gana con equipo, y Denis lo tenía peor. Y un equipo ProTour, como el Rabobank, traer a Denis, uno de los corredores con más clase, sin nadie que le apoye... Si el ProTour es eso...
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