"La globalización le exige otra visión al ejecutivo"

Harvard es un faro para las instituciones académicas. Director del MBA y de los programas educativos para ejecutivos, W. Carl Kester asegura que una universidad como Harvard "debe apostar por la excelencia" y describe las nuevas formas de afrontar la globalización en la educación de los futuros directivos de las grandes corporaciones. Con gran pragmatismo: "Las deslocalizaciones no tienen por qué ser malas. Forman parte del progreso y contribuyen a la sostenibilidad de la economía. Si una empresa decide marcharse de un país hay que pensar que va a crear oportunidades en otro lugar. Y así deben pensar también los ejecutivos. No puede ser de otra manera". Kester ha visitado Barcelona para asistir al comité asesor Harvard-IESE, una sesión que se celebra anualmente, desde 1963, fruto de la alianza académica de las dos escuelas de negocios.

"La globalización influye de forma decisiva en la formación de los nuevos directivos, que han dejado de preocuparse sólo por su mercado local"

Pregunta. ¿Cómo condiciona la globalización las nuevas ideas y paradigmas de la gestión empresarial?

Respuesta. A pesar de las reticencias que despierta en mucha gente, la globalización está cambiando el mundo y también, lógicamente, la gestión empresarial. Ha exigido a los directivos una visión mucho más amplia. E influye de forma decisiva en la formación de los nuevos directivos, que han dejado de preocuparse sólo por lo que pasa en su mercado local para tener unas miras mucho más amplias. Es un proceso que encarna riesgos, pero también oportunidades inherentes a ese cambio.

P. ¿Cómo se afronta en la formación de los ejecutivos procesos como la deslocalización de empresas hacia países de bajos costes?

R. El proteccionismo que se detecta en algunos países y los fenómenos de deslocalización están cambiando la gestión de empresas: una empresa puede ahora desarrollar un software en la India, producir componentes en China y ensamblar el producto final en un país desarrollado. O puede decidir llevarse parte de su producción de un país a otro por razones de costes. Pero ese proceso no se debe percibir como algo negativo: eso es lo que se enseña a los nuevos ejecutivos, que puede contribuir a la sostenibilidad creando oportunidades en un lugar donde antes no las había. La globalización ha obligado a cambiar la forma de enseñar -con nuevos casos más internacionales-, y también a traer a Harvard a profesores de otros países y a aumentar la exposición de la Universidad a ese nuevo entorno.

P. ¿En qué se diferencia la formación de Harvard y la de otras escuelas de negocios?

R. Los MBA suelen tener estructuras similares, pero la principal diferencia tal vez sea la interactividad, a través de casos que se discuten entre el profesor y los alumnos y que preparan a los futuros ejecutivos para persuadir, pero también para oír, para observar. Además, está el objetivo final de la formación. En Harvard no es sólo la gestión empresarial pura y dura; se dirige también al estudiante hacia los ámbitos de la responsabilidad social corporativa.

P. ¿Influyen los ciclos económicos en los programas educativos que imparten?

R. Hay una clara relación entre el número de candidaturas a los MBA y las crisis económicas. Cuando la economía no funciona se incrementa sustancialmente el número de estudiantes que quieren cursar el MBA, pero se reducen los programas que contratan directamente las empresas.