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Crónica:LA CRÓNICA | NACIONAL
Crónica
Texto informativo con interpretación

La importancia del adjetivo

Soledad Gallego-Díaz

Los adjetivos que rodearon la palabra "tregua" tuvieron en el caso de las negociaciones entre el IRA y el gobierno británico casi tanta importancia como la propia suspensión de las actividades terroristas de la banda norirlandesa. El primer comunicado del IRA, en agosto de 1994, hablaba de un "alto el fuego" y de que "ninguno" de sus miembros estaba "autorizado a usar las armas".

Pasaron casi dos meses de guerra de palabras, antes de que el gobierno británico, presidido por el conservador John Major, interpretara que el anuncio suponía una "tregua definitiva", tal y como exigía como condición para iniciar algún tipo de contacto preliminar.

Dieciocho meses después, en febrero de 1996, y sin haber realizado ningún progreso, el IRA anunció el fin del alto el fuego e hizo explotar una bomba en el barrio ultramoderno de Canary Wharf, provocando 30 heridos, dos de ellos graves.

Los adjetivos que rodearon la palabra 'tregua' en las negociaciones entre el IRA y el Gobierno británico tuvieron tanta importancia como el cese de la violencia

En septiembre de 1997, el máximo dirigente del Sinn Feinn, Gerry Adams, constató un nuevo clima de diálogo con el gobierno de Tony Blair y solicitó públicamente a los dirigentes del IRA que "restaurasen" el alto el fuego. Adams aseguró que estaba convencido de que el IRA "acataría" de inmediato su llamamiento. Al día siguiente el IRA anunció la "inequívoca restauración de la tregua de 1994".

Con las conversaciones en marcha, el IRA envió un primer mensaje directo a los negociadores del Acuerdo de Stormont en el que garantizaba su compromiso con "un alto el fuego inquebrantable". El anuncio del desarme total y la denuncia pública de la violencia como método para lograr objetivos políticos fue realizado por el Sinn Fein en 2003 y suscrito por el propio IRA en la misma fecha.

El relato de las vicisitudes que atravesó en el Reino Unido la expresión "alto el fuego" viene a cuento a propósito de los adjetivos que deberán acompañar la palabra "tregua" en el caso de que la organización terrorista ETA se decida a hacer pública la suspensión de sus actividades.

Miembros del Gobierno y del PSOE han dicho estos días, reiteradamente, que "no esperan" el anuncio de ninguna "tregua", sino su "abandono de las armas" y de la violencia. Podría interpretarse que el Gobierno no tomará en consideración nada que no suponga una tregua permanente e inquebrantable. Algo en lo que, además, contaría con el apoyo de todos los grupos parlamentarios incluido el Partido Nacionalista Vasco (PNV). Baste recordar que el propio Xabier Arzalluz, a raíz de la ruptura del Acuerdo de Lizarra, anunció que no se debería considerar ninguna oferta "temporal" de ETA y que sólo se podría volver a negociar a partir de un anuncio permanente de alto el fuego. "No puede existir diálogo con una tregua en la que ahora pongo el pie en el acelerador y ahora lo quito", dijo con rotundidad.

Congreso

La importancia del "adjetivo", el convencimiento de que se trata de un alto el fuego permanente e inquebrantable, es fundamental para un eventual desarrollo del proceso. Según muchos expertos esa sería, sin duda, la condición esencial a la hora de que el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, acudiera al Congreso de los Diputados para solicitar apoyo cara a posteriores contactos con la banda terrorista, tal y como se comprometió a hacer en su comparecencia del pasado mes de mayo. No pueden existir dudas, afirman, porque entonces eso se constituiría en un elemento de división y debate parlamentario, aseguran.

La necesidad de que el final dialogado con ETA se relacione "con una clara voluntad y actitudes inequívocas de poner fin a la violencia", ha sido subrayado incluso por el alcalde de Hernani, Joxan Rekondo, de EA, en un artículo recogido recientemente en www.goizargi.com.

Rekondo discrepa de quienes dentro de su propio partido discuten "la conveniencia de aparcar esa exigencia hasta la llegada de una fase resolutiva, de cuyas particularidades no se conoce o no se dice nada".

"A ETA le corresponde dejar las armas, abandonarlas, entregarlas o lo que decida. Y mientras no lo haga, a las fuerzas democráticas nos corresponde denunciar sus acciones y combatirlas eficazmente", asegura el alcalde nacionalista. Su postura es compartida por el presidente del PNV, Josu Jon Imaz, interlocutor habitual del portavoz socialista, Alfredo Pérez Rubalcaba, y por amplios sectores de su partido, convencidos de que no será posible convocar una mesa de negociación política mientras no exista ese acuerdo "firme" de no violencia. El PNV, aseguran fuentes cercanas a la dirección, no torpedeará esa posición.

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