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Reportaje:

Después de Fraga, la regeneración

López Veiga propone un PPdeG liberal, aconfesional, tolerante y humanista

Después de ser un tema tabú en la Xunta y en el PP de Galicia durante tres legislaturas, no han pasado tres meses de la derrota -dulce pero real- de las elecciones autonómicas y la carrera por sucesión de Fraga está en pleno apogeo. Después de varios años en que nadie se postulaba públicamente para el cargo, o se acogía al manso "lo que diga Don Manuel", ahora, a tres semanas de la junta directiva que fijará el congreso extraordinario del PPdeG para enero, hay al menos tres candidatos no declarados pero seguros, y uno no previsto pero declarado. "Cuantos más aspirantes, mejor", ha asegurado el ex vicepresidente segundo del Gobierno autónomo Xosé Manuel Barreiro, que se define como "supuesto candidato teórico". Como para postularse hace falta tener el apoyo del 25% de los compromisarios, teóricamente hay oportunidades para todos.

El ex consejero de Pesca pide más poder para la militancia y acabar con la política de crispación

El único que ha dado ya un paso al frente ha sido Enrique López Veiga, el ex consejero de Pesca que se había enfrentado al eterno delfín Xosé Cuiña durante la crisis de Prestige y provocado su caída del Gobierno gallego. López Veiga, representante del llamado sector birrete (los urbanitas centrados en la gestión y obedientes a las directrices de la sede de Génova, opuestos al sector boina que cosecha los votos en el mundo rural), ya había mostrado en todos los foros públicos y privados sus intenciones, pero ayer hizo una presentación de su candidatura en todo regla y en pleno territorio boina, Ourense.

El político que había declarado con luz y taquígrafos que él no era "de los que se habían enriquecido con el cargo, no como otros", anuncia una campaña de "guante blanco", y proclama sus cordiales relaciones con los otros tres supuestos y más que probables rivales (Cuiña y los ex vicepresidentes Alberto Núñez Feijoo y Xosé Manuel Barreiro) y su intención de llegar a acuerdos con todos, aunque también precisó, sin citar expresamente a Cuiña: "Hay alianzas que no haré nunca".

López Veiga podría parecer el candidato anti-boina que satisfaría a la dirección nacional del PP, si no fuese porque sus posicionamientos le acercan más a Alberto Ruiz-Gallardón que a Ángel Acebes. El manifiesto "para la regeneración del PP de Galicia" que presentó ayer propone un partido liberal, aconfesional, tolerante, humanista y galleguista, que acabe con la política de crispación ("y no tenga que asistir a las manifestaciones que convoquen los obispos", en palabras de un colaborador suyo).

El ex conselleiro anunció también que propondrá un cambio en los estatutos para que el partido sea de los militantes y "sean las bases las que elijan a los posibles candidatos", aunque admitió que eso ya no podrá hacerse para el próximo congreso.

López Veiga, que compareció con la orensana Inmaculada Rodríguez, ex vicepresidenta del Parlamento gallego, insistió en que el PPdeG debe afrontar "con valentía su propia regeneración ante una situación de cambio de especial trascendencia, ya que se va a relevar a una figura histórica y extraordinaria como es Manuel Fraga".

Tan lejos de Génova y tan cerca de Ourense, López Veiga sabe que sus posibilidades pasan por encandilar a la militancia, repetir la estrategia de Josep Borrell aupándose a una silla para superar la fuerza del aparato partidario de los socialistas que apoyaba a Joaquín Almunia. En privado asegura que el PP tendrá que adaptarse a esos usos a los que no estaba acostumbrado, aunque sabe que no le va a ser fácil.

El candidato oficial de Génova (birrete, por supuesto) es Alberto Núñez Feijoo, el joven (44 años) sobradamente preparado que había ocupado la vicepresidencia primera de la Xunta como colofón de un brillante currículo. Feijoo no es un continuista (en su entorno reconocen como necesaria una catarsis "que renueve las aguas estancadas durante años"), pero paradójicamente, su principal lastre son sus apoyos, el de Mariano Rajoy y el del ex ministro José Manuel Romay Beccaría, que le impregnan de un conservadurismo, sobre todo religioso, que él puede tener o no. Y si en el sector birrete hay partidarios del "cruz y raya" con las ataduras del pasado que sugirió Rajoy, en el sector boina son legión.

En el mundo político boina no sólo hay reticencias a marchar tras las pancartas episcopales. También están a favor de que el PP gallego tenga más autonomía "por lo menos la misma que tiene Galicia", según uno de los diputados autonómicos de esta tendencia. Y no les disgustaría que Galicia tuviese más. El representante de este sector, Xosé Cuiña, tampoco ha proclamado su candidatura, aunque en un mitin electoral, ante el propio Mariano Rajoy, había dicho alto y claro que "prefería morir como un gladiador en la arena que envejecer en las gradas". El anterior secretario general del PP gallego y responsable de Política Territorial durante la práctica totalidad del largo mandato de Fraga ha mantenido en los últimos días contactos, unos públicos y otros no, con militantes y empresarios, "no para pedir el voto, sino para conocer qué piensa la gente", según personas de su entorno.

Enrique López Veiga, durante la presentación de su manifiesto "para la regeneración del PPdeG".
Enrique López Veiga, durante la presentación de su manifiesto "para la regeneración del PPdeG".EFE

Los apoyos, según las provincias

Los votos, se pidan o no en las reuniones que más o menos mantienen ya todos los aspirantes a suceder a Manuel Fraga al frente del PPdeG, son importantes, porque la propiedad horizontal que siempre ha caracterizado a los poderes internos de este partido se ha fragmentado. El reglamento del congreso anunciado para el 14 y el 15 de enero lo decidirá la junta directiva el 7 de octubre, pero se estima que establecerá unos 650 compromisarios por Pontevedra, 525 por A Coruña, 500 Ourense y 320 Lugo.

Alberto Núñez Feijoo encabezó las listas electorales de Pontevedra, pero allí compite con Xosé Cuiña, y donde tiene apoyos más claros, pero no totales, es en A Coruña. El líder de Ourense, José Luis Baltar, se ha pronunciado siempre a favor de Cuiña, pero el único presunto candidato que tiene el respaldo declarado de una junta provincial es Xosé Manuel Barreiro. Lugo tendrá el menor peso específico en el congreso, pero su representante, Barreiro, es el que menor rechazo provoca entre los seguidores de los demás (también el que menos entusiasmo suscita, de hacerle caso a las encuestas de diarios y ediciones digitales, en donde indefectiblemente es el menos votado).

Barreiro, un político afable, teóricamente boina aunque profesionalmente catedrático, se ha definido irónicamente como "boirrete". Su tándem con Cuiña tendría muchas posibilidades, pero el político lucense ha desmentido públicamente una información periodística que daba la alianza por hecha. A todo esto, el que podría aportar algo de luz a la desorientada militancia, Manuel Fraga, tampoco se ha manifestado, y como mucho lo hará en los días previos al congreso.

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