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Columna
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'Cannabis'

RUTH TOLEDANO

Según estudios arqueológicos, hay constancia del cultivo de la marihuana desde el año 8000 antes de Cristo; se usaba para consumo humano y para la elaboración de tejidos. En 2700 antes de Cristo aparece la primera referencia escrita del uso del cannabis en la obra de Shen Nung, padre de la medicina china. En 1500 antes de Cristo, el cannabis llega a Europa. Hace casi un decenio se celebró la primera feria de derivados del cáñamo en Alemania y, desde entonces, el auge de ferias dedicadas al cáñamo en todas sus aplicaciones, directas o derivadas, ha ido en aumento en el continente. En los dos últimos años se han celebrado ya dos ediciones de la feria Spannabis en Barcelona, y los pasados días 9, 10 y 11 La Cubierta de Leganés de Madrid acogió por primera vez Expocannabis, una exposición comercial que pretendía acercar al público el mundo del cáñamo y las tecnologías alternativas. En Leganés se dieron cita casi 100 expositores nacionales y extranjeros, desde fabricantes de productos de cultivo y grow shops hasta empresas que se dedican al desarrollo de productos derivados de la planta: alimentos, ropa, calzado, cosméticos, muebles y material de construcción. Con la intención de erigirse en foro de reflexión alrededor del cáñamo, un grupo de destacados activistas cannábicos y de profesionales de la medicina y el derecho debatieron temas como los usos terapéuticos, los nuevos métodos de autocultivo o la situación jurídica actual, en un intento de fomentar la normalización de su uso social y la participación activa en la construcción de una industria próspera que permita el aprovechamiento real de todos los usos de la planta. Expocannabis llegó a Madrid avalada por las dos ediciones anteriores que tuvieron lugar en Barcelona, en el Palau Sant Jordi, y en las que se reunieron alrededor de 15.000 personas, un éxito total que deja entrever el potencial social y económico de esta planta en el siglo XXI.

Las propiedades medicinales y terapéuticas de la marihuana, utilizadas desde hace miles de años, están siendo recuperadas en la actualidad. En diez de los Estados Unidos la ley permite su uso medicinal a aquéllos con una "situación clínica débil", lo que incluye casos de cáncer, glaucoma y sida. Pero, al mismo tiempo, arrecia la orquestación de campañas contra el uso del cannabis por enfermos. Canadá fue, en abril de 2005, el primer país del mundo en aprobar el Sativex, extracto de cannabis, disponible en ese país desde el pasado 20 de junio, bajo prescripción facultativa, para el tratamiento del dolor neurológico en adultos con esclerosis múltiple. En España, será el Departamento de Salud de la Generalitat de Catalunya el primero en probar un plan piloto de tratamiento con cannabis, pactado con el Ministerio de Sanidad, a través de este medicamento en forma de spray, que contiene extractos y elementos de la planta, es fabricado por GW Pharmaceuticals y lo distribuirá la farmacéutica Bayer.

Más allá de los usos terapéuticos del cannabis, se ha empezado a fabricar un revolucionario plástico hecho de cáñamo y materiales reciclables que ofrece alternativas al plástico de petróleo, es más fuerte y más ligero, apoya una cosecha anual renovable y un futuro más sostenible. Con este plástico ya se elaboran, por ejemplo, cajas biodegradables de CD y DVD. También es utilizado el aceite de cáñamo en productos de dietética y cosmética, en bebidas energéticas, vinos y cervezas, en productos alimenticios, como pasta, caramelos, galletas o chocolate. Con el cáñamo puede hacerse papel, muebles, tejidos, calzado, bolsos, carteras, pulseras y otros complementos. Es decir, que el cáñamo supone una alternativa interesante y necesaria para el grave problema ecológico que sufrimos.

Pero no podemos obviar que su uso como sustancia psicotrópica está enormemente extendido y normalizado en la vida social: falta que lo reconozca la ley y no se persigan su cultivo y su consumo. Basta pasearse cualquier día por cualquier bar y comprobarlo; basta reunirse con cualquier grupo, de toda clase y condición, para comprobarlo; basta abrir los ojos en cualquier fiesta; bastaría con mirar los bolsillos de cualquier traje: hasta la princesa Margarita, hermana de Isabel II de Inglaterra, que falleció en 2001, fumaba porros de maría. La despenalización legal y moral de su consumo supondría, simplemente, descorrer el velo traslúcido de una inútil y trasnochada hipocresía.

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