El rompecabezas de un avión espía

Lo define el propio fotógrafo Joan Fontcuberta (Barcelona, 1955): "Mi trabajo se centra en investigar los intersticios que se pueden rastrear entre la realidad y la ficción". Y qué mejor para inspirar una de sus obras que el episodio de la retención (y posterior devolución a plazos de tripulación y aparato) de un avión espía de Estados Unidos que debió realizar en 2001 un aterrizaje de emergencia en la isla de Hainan (China). La exposición de las fotografías del proyecto, titulado Pin Zhuang (desmontaje, rompecabezas), se abre hoy en la Casa de Cultura Ignacio Aldecoa de Vitoria (Parque de la Florida).

Es el comienzo de temporada más ambicioso de los últimos años de una iniciativa que surgió en el Archivo Histórico de la Provincia para presentar la actualidad fotográfica en exposiciones de cámara, abiertas a todas las tendencias y generaciones. Pin Zhuang se inauguró el 10 de mayo en el MACBA barcelonés y recoge la obsesión de Fontcuberta por presentar historias ficticias con toda la verosimilitud posible.

"El proyecto es un manifiesto sobre la fragmentación", explica el fotógrafo

La diferencia es que en esta ocasión no parte de una referencia genérica (la fauna, los fósiles, las momias), sino que acude a un hecho concreto: la captura del avión espía de EE UU tras haber mantenido un enfrentamiento con un caza chino que salió a interceptarle por violar su espacio aéreo. Pronto regresaron los tripulantes, que resultaron ilesos. Al final, China también devolvió el avión, pero en piezas, correctamente embaladas.

El incidente ocurrió el 1 de abril de 2001, poco después de que George W. Bush tomase posesión como presidente de EE UU en su primer mandato. Fontcuberta amplía, divertido, la información: "Hay que añadir que, en el mundo anglosajón, el primero de abril es como nuestros Santos Inocentes".

Con estas referencias, el fotógrafo catalán emprende la aventura de imaginar el avión espía, los trabajos de su desmontaje y la posterior decisión de entregar las piezas. Se suceden supuestos planos detallados del aparato y de sus piezas; cuidadas recreaciones del avión en todo el proceso desde su figura original hasta la reconstrucción que Fontcuberta plantea para llegar de aquel avión espía al Tiger Zhuang.

"Es un manifiesto sobre la fragmentación; un proyecto que indaga en los elementos básicos de la realidad", aseguró ayer en la presentación de la exposición.

El artista ha ido un paso más allá que los investigadores chinos y ha recreado un nuevo aparato. "Ellos sólo les devolvieron las piezas", explicó. Por eso, el proyecto Pin Zhuang supone más que una simbología política y se adentra en las referencias artísticas. Recuerda a las técnicas de collage o lo que los surrealistas llamaban un "cadáver exquisito", juego de composición entre varios autores en el que cada uno tenía que seguir una figura desconocida dibujada por el precedente en el grupo.

La exposición, que ya se ha podido disfrutar, además de en Barcelona, en Lausana (Suiza) y Bourget (Francia), permanecerá en Vitoria hasta el próximo 15 de octubre.