Francia reduce al 40% el impuesto sobre la renta y baja a cuatro el número de tramos
La reforma pretende beneficiar a las clases medias con una inyección de 3.500 millones
El Gobierno francés presentó ayer una reforma fiscal que, según el ministro de Economía, Thierry Breton, tiene el objetivo de devolver poder adquisitivo a las clases medias. El nuevo impuesto sobre la renta, que empezará a aplicarse a los ingresos de 2006, reduce de seis a cuatro el número de tramos, baja la tasa superior del actual 48% al 40% y establece un techo máximo del 60% del total de los ingresos de una persona que Hacienda, en su conjunto, no podrá recaudar. La rebaja impositiva -que los franceses notarán en el año electoral de 2007- se cifra en 3.500 millones de euros.
A cambio, el nuevo sistema suprime buena parte de las deducciones de las que se beneficiaban numerosos colectivos por diversos conceptos y fija en 8.000 euros el límite máximo que puede deducirse un contribuyente, además de los 750 euros anuales por cada persona a su cargo. Se trata, en definitiva, de "simplificar y hacer más justo y más eficaz el impuesto", resumió el ministro.
Según Breton, más del 70% de los 3.500 millones de euros en los que cifró esta rebaja impositiva beneficiará a hogares con ingresos anuales de entre 10.000 y 40.000 euros. "No habrá ningún perdedor y los principales beneficiarios son los asalariados de las clases medias, los que ganan entre 1.000 y 3.500 euros al mes", aseguró el ministro responsable de Presupuesto, Jean-Francois Copé, autor, junto a Breton, de esta reforma.
Junto a la reducción de tramos, el otro punto a destacar de la reforma es lo que el ministro Breton definió como un "escudo fiscal", por el que "ningún contribuyente francés podrá pagar impuestos directos superiores al 60% de sus ingresos". Para el titular de Economía, esta relación entre los ingresos del contribuyente y la suma del impuesto sobre la renta, el impuesto sobre la fortuna y los impuestos locales, se sitúa dentro de "la media europea". Para la izquierda y los sindicatos, este escudo fiscal no es más que un "regalo" para los ricos.
Sin embargo, Breton se ha quedado corto con respecto a las medidas que contempla el programa económico del partido gubernamental la Unión por un Movimiento Popular (UMP), que preside el actual ministro del Interior, Nicolas Sarkozy, titular, hace sólo un año, de la cartera de Economía. Sarkozy propuso hace una semana que este "escudo fiscal" se fijara en el 50%. En cualquier caso, pese a que la reforma sólo será aplicable a los ingresos de 2006, estos grandes contribuyentes sí que podrán aplicarse el "escudo fiscal" a los de este año. "Si ha pagado más del 60% de sus ingresos , el Estado le reembolsará el excedente", explicó Breton.
Con esta bajada del impuesto sobre la renta, que los expertos calculan en torno al 10%, el presidente Jacques Chirac cumple, al menos en una pequeña parte, una de sus promesas electorales de la campaña de 2002, que no era otra que una rebaja fiscal del 30%. El problema es que el Estado francés arrastra un déficit crónico y una deuda que el propio Breton definió con la frase "Francia vive por encima de sus posibilidades".
Más crecimiento
Parece difícil combatir el déficit con una bajada de impuestos, pero, por primera vez en los últimos cuatro años, Francia ha presentado a la Comisión Europea una previsión de déficit del 3%, que cumple el Pacto de Estabilidad. Ayer, el ministro explicó que para 2006 espera un crecimiento por encima del 2% -"más cerca del 2,5% que del 2%", dijo-, claramente por encima del 1,5% previsto para este año. En su opinión, "hay un vuelco de la coyuntura" y la situación económica en Europa mejora.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.