Internados que "no preparan para una incorporación al mundo laboral"

Los menores que cumplen penas deben permanecer en un internado hasta alcanzar los 23 años, desde donde pasan a un centro penitenciario ordinario. Algunos de estos jóvenes han pedido su traslado a la cárcel porque los centros de internamiento "no están preparados para la reinserción propia de los internos mayores y no reciben un tratamiento individualizado orientado a su incorporación en el mundo laboral". Tienen una sensación de "absoluta pérdida de tiempo". Así se recoge en el informe de la Fiscalía de Canarias.

El fiscal de menores de Sevilla pone de relieve la compleja situación de estos muchachos, cuyo comportamiento en el centro, por lo general, "es muy conflictivo, manteniendo de forma constante conductas constitutivas de infracciones graves y exteriorizando su deseo de ingresar en prisión".

Por esta razón, el capítulo de la memoria del fiscal del Estado en el que se recogen estas incidencias, viene a dar la razón al ministro de Justicia, Juan Fernando López Aguilar, en su intención de reformar la Ley Penal del Menor para que los jueces puedan ordenar que determinados jóvenes conflictivos y autores de graves delitos puedan pasar a un centro penitenciario ordinario al alcanzar la mayoría de edad. La medida, que se anunciaba polémica, parece atenuarse por las solicitudes de los jóvenes para pasar a la cárcel.