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Cecilia Bartoli rasga los tabúes del canto barroco con 'Opera proibita'

La gran cantante italiana presenta su último disco acompañada por Marc Minkowski

Jesús Ruiz Mantilla

Se abrió la puerta de la iglesia de San Lorenzo in Miranda, construida encima del templo de Antonino y Faustina, y la voz implacable, vigorosa, de Cecilia Bartoli cubrió el foro imperial romano de emoción barroca. Fue anteanoche, cuando la cantante presentó en un concierto íntimo su nuevo disco, Opera proibita, que sale a la venta al tiempo que se ponen a disposición de los internautas sus grabaciones en iTunes. Bartoli ha vuelto al siglo XVIII para rescatar arias de Händel, Alessandro Scarlatti y Antonio Caldara.

Fue una hora de música magistral, centrada en la voz en plenas facultades de la cantante romana -mezzosoprano abierta, en duelo contra las catalogaciones fáciles porque ha abordado también repertorio para voces más agudas-, en la que Bartoli estuvo acompañada de Marc Minkowski y Les Musiciens du Louvre, el director y el grupo con el que ha grabado este nuevo disco, y que llegaban de Madrid, donde el sábado hicieron en el Teatro Real Mitridate, re di Ponto, de Mozart.

La cantante salió dispuesta a romper tabúes y a recordarnos de dónde venimos y hacia dónde vamos. Su Opera proibita, como lo fueron ya anteriormente sus otros discos barrocos dedicados a Vivaldi, Gluck y Salieri, ha sido estudiada y escogida al detalle y tallada con una consciente provocación muy necesaria. Bartoli llama la atención, de entrada, en las fotos, con unos retratos en los que apela al tiempo al Vaticano y a La dolce vita, de Fellini. Sobre todo con una imagen, llena de picardía, que la presenta vestida de cura delante de la plaza de San Pedro con el escote abierto y retando con la mirada a lo establecido.

Que la presentación fuera en una iglesia construida encima de un templo pagano no era casual. Allí quiso Bartoli entrar para desafiar la injusticia histórica a la que tuvieron que hacer frente sus colegas de los siglos XVII y XVIII. Fue una época en la que no les estaba permitido cantar a las mujeres en teatros, ni iglesias, ni espacios públicos, entre otras razones, para favorecer el triunfo de los castrati, favorecidos y mimados por los clérigos y que eran esos divos a los que se castraba de niños para que conservaran voz afeminada con capacidad torácica de hombre y que crearon toda una estirpe mítica de Farilellis, Cafarellis y Sinesinos de leyenda.Eran tiempos en los que la ópera, como espectáculo, fue también eliminada de los teatros por papas como Inocencio XII o Clemente IX.

De ese contexto surgen las obras elegidas por Bartoli para su disco. En la presentación, la cantante romana comenzó con 'Qui resta... L'alta Roma', de la obra San Filippo Neri, de Scarlatti, toda una demostración de bravura que calentó el ambiente. Siguió con 'Ahi quaunto cieca... Come fuoco alla sua sfera', de Caldara, que forma parte de Il martirio de Santa Caterina, donde demostró una delicadeza que fue en aumento hasta casi entrar en trance con la impresionante Caldo sangue, de Scarlatti, y la ópera Sedecia, Re di Gerusalemme, donde la intérprete paró el tiempo y reventó el espacio antes de retar a los violines y los vientos de la orquesta de Minkowski en piezas como 'Sparga il senso lascivo veleno', de La castità al cimento, de Caldara, o 'Come nembo che fugge col vento', de la fascinante Il trionfo del tempo e del Disinganno, de Händel, de la que también cantó 'Lascia la spina'.

El momento dulce de Cecilia Bartoli va a poder disfrutarse en España después de más de 10 años de ausencia en un país donde actuó por última vez en Madrid en el Festival Mozart. En febrero de 2006, Bartoli volverá a la capital, pero también a Valladolid, Valencia, Barcelona, Pamplona y Bilbao. Lo está deseando, dice. "No sé cómo he podido aguantar tanto tiempo sin ir a España", aseguraba ayer tras el concierto en perfecto castellano.

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Sobre la firma

Jesús Ruiz Mantilla
Entró en EL PAÍS en 1992. Ha pasado por la Edición Internacional, El Espectador, Cultura y El País Semanal. Publica periódicamente entrevistas, reportajes, perfiles y análisis en las dos últimas secciones y en otras como Babelia, Televisión, Gente y Madrid. En su carrera literaria ha publicado ocho novelas, aparte de ensayos, teatro y poesía.

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