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La conexión por autovía de la A-8 y A-68 en Basauri sigue sin plazo de ejecución

La Diputación de Vizcaya saca a concurso los estudios para ampliar ese tramo de la BI-625

La Diputación de Vizcaya ha encargado el diseño de la autovía que conecte directamente las dos autopistas vascas, pero todavía desconoce cuándo acometerá el proyecto, pendiente desde la pasada década. La conexión actual son los cuatro kilómetros de BI-625, entre Basauri y Arrigorriaga, un punto negro donde se registran grandes atascos en las salidas vacacionales. La institución foral convirtió en 2002 su tramo central en autovía y eliminó dos semáforos, pero ahora queda la construcción del resto del vial. Los partidos de la oposición se quejan de las continuas demoras en el proyecto.

El Departamento foral de Obras Públicas y Transportes ha sacado a concurso este verano el diseño de la futura autovía y la redacción de los proyectos constructivos, cuyo plazo de presentación de propuestas concluye este mes. Pero la Diputación admite que no hay ninguna fecha para el inicio de las obras. De hecho, los trabajos sacados a concurso tienen por sí solos un plazo de ejecución de dos años.

Las complicaciones en el tráfico proseguirán, por tanto, al menos en lo que resta de la década. El paso de la A-8 (Bilbao-Behobia) a la A-68 (Bilbao-Zaragoza) carece de una conexión directa, pese a confluir en el barrio de La Peña, tras el túnel de Malmasín. Los vehículos provenientes de Vitoria y Zaragoza por la A-68 y que quieren dirigirse a San Sebastián o Francia, tienen que salir de la autopista y tomar la BI-625 en Arrigorriaga para incorporarse en Basauri a la A-8. Ese tramo se convierte así en un embudo donde los atascos y retenciones son continuos en las fechas punta de salida y regreso de vacaciones y en los meses de verano.

La Diputación vizcaína alivió parcialmente la situación en 2002, cuando renovó el tramo central de esta carretera. Entonces se eliminaron los dos semáforos existentes, que tenían el dudoso honor de ser los únicos existentes en el corredor viario europeo entre París y Lisboa. La obra estuvo jalonada de retrasos y dificultades. Fue el primer caso en Euskadi en que una administración impuso una sanción a una contrata por retrasos: dos constructoras debieron pagar casi 200.000 euros por demorarse siete meses en la entrega de este tramo de la autovía.

Entonces quedaron pendientes las otras dos fases: el desdoblamiento de la calzada hacia el llamado nudo de Basauri y la construcción de otro carril en dirección a la A-68. En estos tres años no se ha sabido nada de ellas, pese a estar incluidas en el proyecto viario global más ambicioso de la Diputación. Es el llamado Plan de Accesibilidad, que fue pactado por PNV y EA con el PSE y contempla la ejecución de cinco importantes viales en el área metropolitana.

Sin fechas

El principal, la Supersur, la futura autovía de peaje paralela a la A-8, con un coste estimado de más de 1.100 millones de euros. Otras tres (la nueva autovía de la Margen Izquierda, la conexión del corredor del Txorierri con la A-8 y el corredor del Cadagua) están ya en ejecución, por lo que la conexión de las dos autopistas es la única sobre la que no existe ninguna concreción.

Un portavoz foral admitió que, tras la decisión de sacar a concurso el diseño, no existe ninguna previsión sobre el inicio de las obras. Hace cuatro años se preveía que el tramo hasta Basauri, entonces presupuestado en 10,8 millones de euros, podría estar en ejecución en estas fechas, y el que discurrirá hasta la A-68 se pensaba que empezaría en 2007.

La oposición se muestra muy crítica con la demora. "Era una de las obras que debiera haberse realizado más rápidamente por la importancia de la unión de las dos autopistas", afirma Josu Montalbán, portavoz del PSE en las Juntas de Vizcaya. Añade que su inclusión en el Plan de Accesibilidad debía haberla agilizado, "porque se entendía así que se podía hacer sin presupuestos especiales". Montalbán anuncia que su grupo revisará los plazos que se propongan para este proyecto "para intentar acelerarlo". Jesús Isasi, portavoz del PP en temas de transporte, coincide en la necesidad de acometerlo. "Tenía que haberse hecho hace tiempo. No hay derecho a los atascos en periodos de vacaciones. Mientras en Guipúzcoa y Francia se reúnen para que no se produjan atascos, la Diputación de Vizcaya no ha tomado ninguna medida para evitarlos".

En apenas dos años, el tráfico en la BI-625 ha ha aumentado casi un 20%: ha pasado de los 25.800 vehículos de intensidad media diaria que registraba en 2002, a los más de 30.100 contabilizados el pasado año, según el último estudio oficial de la Diputación vizcaína. Esta carretera soporta además un importante paso de vehículos pesados, el 16% del total de los que transitan por ella.

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