Camps irá a una manifestación que divide a los regantes valencianos

El presidente de la Generalitat valenciana, Francisco Camps, del PP, encabezará hoy en Alicante una manifestación en defensa del trasvase Júcar-Vinalopó, que ha generado una gran polémica política y una fractura social dentro de la comunidad. Los populares acusan al Gobierno central de querer "cargarse" una obra en marcha, y éste apuesta por un trazado alternativo con el argumento de que dará más agua para Alicante.

La obra está ejecutada en un 38% con una previsión de trasvasar un máximo de 80 hectómetros cúbicos anuales para regar 50.000 hectáreas y abastecer a 38 poblaciones, entre ellas Alicante y Benidorm. El Ministerio de Medio Ambiente asegura que la obra se terminará, pero apuesta por un trazado alternativo que aprovecharía parte de la obra porque, según los estudios que maneja, "garantizará más agua y todos los años". La decisión se tomará en breve.

Los informes de la comisión técnica creada por el ministerio en agosto de 2004 para revisar el proyecto y fijar un caudal ecológico para el Júcar -como exigía la Comisión Europea- limitan el agua disponible a entre 40 y 50 hectómetros cúbicos. Indican que el trasvase aún vigente aportaría poco más de 20 hectómetros cúbicos anuales de la parte alta del río, a los que habría que añadir reservas del acuífero de Valencia. La transferencia alternativa, que tomaría el agua cerca de la desembocadura en Cullera (Valencia), con aportaciones de ríos menores, permitiría derivar de manera más estable cerca de 70 hectómetros cúbicos.

El PP valenciano ha desplegado una potente maquinaria organizativa para movilizar hoy a miles de personas en contra del cambio del trazado y en apoyo de la Junta de Usuarios del Vinalopó, los futuros beneficiarios, que rechazan la alternativa al considerar que el agua será de peor calidad, más cara y llegará con retraso. Los populares se han situado en primera línea de la defensa de un trasvase que rechazan los regantes del Júcar, entidades cívicas y partidos de izquierda en las comarcas de la Ribera valenciana, que ven en la alternativa una salida viable para dar agua a Alicante y preservar las necesidades del Júcar y sus usuarios. Los socialistas apoyan esta opción. Agricultores y empresarios también están divididos en una polémica que ha adquirido tintes de enfrentamiento territorial.