_
_
_
_
Tribuna:PACTO CÍVICO POR SEVILLA
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Juego limpio en democracia

El pasado 30 de Mayo, San Fernando, en los actos del Día de Sevilla, propuse un amplio acuerdo social y ciudadano, un acuerdo implícito, que también puede ser explicitado, para difundir a escala nacional e internacional, la imagen real y verdadera de una Sevilla dinámica y avanzada, para poner la imagen de Sevilla a la altura de la propia ciudad, para promover y difundir una imagen positiva superando los clichés que se nos adjudican desde fuera, a veces con dolorosas complicidades internas. Entonces era consciente de la dificultad de que dicho acuerdo alcanzara también el ámbito político. En Sevilla, como en Andalucía y como en España, se hallaban en plena ebullición estrategias de crispación que hacían el aire político del todo irrespirable. Por eso en el contexto de aquellas fechas priorizaba la agenda de contactos con los agentes económicos y sociales, antes que con los grupos políticos. Además, éste pacto para prestigiar la Sevilla de hoy, aunque tiene sin duda una vertiente política, ha de ser, lo sé, o no será, un pacto de origen cívico. Por eso no ofrecí entonces un pacto político, de manera realista, y siendo consciente de las enormes distancias que se han abierto, o se han querido abrir, en España, en Andalucía, y en Sevilla, entre los grupos políticos.

Unos meses después hemos ido obteniendo un retorno claramente favorable a esta iniciativa desde los agentes sociales, culturales y ciudadanos en general. En ese sentido, durante este tiempo se han realizado un buen número de contactos con entidades y agentes sociales, culturales y económicos, tanto de la ciudad como de fuera de ella. Estos encuentros (a los que seguirán otros muchos en las próximas semanas) han servido para, entre otras cuestiones específicas de cada interlocutor, darles cuenta y poner en común esta idea y solicitarles opinión sobre los contenidos que hubiera de tener dicho acuerdo. Las sociedades, las ciudades, necesitan reconocerse a sí mismas en un proyecto común de futuro, un empeño compartido, ilusiones positivas que generan realidades positivas. Y además necesitan hacerlo valer en el exterior. Todo esto trasciende, como cualquier persona bienintencionada comprende, a las estrategias coyunturales de los grupos políticos y de los gobiernos. Es algo más que eso, y va mucho más allá de eso.

Básicamente, el mensaje que transmito es: si estamos siendo todos capaces de hacer muchas y buenas cosas por nuestra ciudad, si estamos consiguiendo, entre todos, que Sevilla esté a la cabeza de España en creación de empleo, con una gran agenda de nuevas infraestructuras e inactivas económicas, pues digámoslo, porque es la verdad. Las sociedades, las ciudades, en un entorno tan competitivo como en el que vivimos, necesitamos abrirnos al exterior haciéndonos atractivas.

La ciudadanía de Sevilla, en todos los niveles, así lo está entendiendo, y por eso ven con naturalidad mi propuesta de hacer explícito todo lo anterior mediante algún tipo de acuerdo o concertación. A principios del nuevo curso, en septiembre de 2005, el clima político pudiera ser más favorable a avanzar en esta tarea también con los grupos municipales. Para ello he propuesto la realización de una serie de encuentros entre el gobierno de la ciudad y los partidos de la oposición municipal para avanzar en la vertiente política del Pacto Cívico por Sevilla, con el empeño de que los grupos políticos de la oposición se sumen a esta iniciativa cívica. Esto es, que los grupos políticos estén a la altura de lo que la sociedad ve como positivo para nuestra ciudad. Nadie quiere que la oposición deje de ejercer como tal, como tampoco se me puede pedir que el gobierno, sustentado en la soberanía que emana de las urnas, deje de gobernar. No es eso. El gobierno de la ciudad actuará en función de la legitimidad en que se basa, con arreglo al programa de gobierno respaldado en las urnas y con el refrendo de la mayoría democrática que se refleja en el pleno municipal. Del mismo modo la oposición municipal trabajará en función de sus propias razones políticas y de su visión de la ciudad manifestando su desacuerdo en todo aquello que estime oportuno hacerlo.

Sentadas las bases de algo que es conocido por todos, pero que debe encabezar el preámbulo de esta base de acuerdo para evitar interpretaciones erróneas, parece evidente que la dialéctica democrática entre gobierno y oposición puede ser desarrollada de muy diferentes maneras. Se puede hacer una oposición dura y rigurosa de muchas formas: esas formas que son tan importantes en la democracia. Este pacto pretende ante todo la mejora de las formas, tan importantes en democracia, que rijan la trayectoria de nuestro consistorio municipal. Para ello se trabajará por evitar que la confrontación política se tiña de acusaciones veladas o explícitas sobre, por ejemplo, la comisión de delitos siempre que la cuestión no sea llevada a los tribunales competentes, y se eliminarán las referencias que pudieran atentar contra la dignidad personal o la honorabilidad del rival.

De lo que se trata es, al menos, de no dificultar, mediante un aumento artificial de los niveles de crispación política, los proyectos de la ciudad (públicos y privados) y de enturbiar su imagen (no la del gobierno, la de la ciudad).

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Esa, ni mas ni menos, sería la contribución de los grupos políticos a este pacto. Si eso es posible, habremos avanzado en madurez política y estaremos haciendo lo que la gente quiere. Si no, una vez más se volverá a alimentar la teoría del abismo que tantas veces se abre entre el interés común de la ciudad y los intereses políticos más o menos coyunturales. Una última consideración para los que lo valoran todo en términos de rentabilidad política: lo que es igual no es ventajoso, y esto es bueno para todos: para Sevilla en primer lugar, y estoy seguro de que también para los grupos que se unan al acuerdo.

Sea como sea, nuestra decisión está tomada y no tiene vuelta atrás: vamos a centrar este nuevo curso político en los asuntos que preocupan realmente a la sociedad sevillana tal como ella misma nos esta diciendo a través de sus agentes económicos y sociales; vamos a seguir respondiendo a los problemas que conciernen a la ciudadanía en su vida cotidiana y que nos están planteando las entidades y asociaciones vecinales; y buscaremos el consenso con la oposición en todos estos asuntos. Seguiremos con la mano tendida y con voluntad sincera de llegar a acuerdos. Eso sí, ni unos ni otros han de entender este talante conciliador ni como debilidad ni como derecho a veto. Estamos abiertos al diálogo, lo que es incompatible con imposiciones o chantajes políticos o mediáticos.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_