_
_
_
_
Reportaje:

Un pintor contra Lamborghini

Un artista madrileño demanda a la multinacional por plagiar supuestamente su logotipo

La titular del juzgado 3 de Alcobendas tiene ante sí un problema de difícil solución. La famosísima marca de automóviles Lamborghini se enfrenta a la acusación de un humilde pintor madrileño llamado Julio Díez Ariaso. El artista registró en 1981 el símbolo de un toro intentando cornear un balón. En 1989, Lamborghini modificó ligeramente su tradicional logotipo, un toro magro en carnes, y lo convirtió en un fibroso astado. Ese mismo año registró su nuevo símbolo. Dos lustros después surgió el problema: Díez Ariaso descubrió por casualidad que ambos animales eran idénticos.

Cuando Ferruccio Lamborghini eligió el toro como símbolo de la marca de coches que acababa de crear, allá por los años sesenta, no podía imaginar lo que se le vendría encima a la empresa casi medio siglo después: la firma italiana se enfrenta a una demanda por plagio. Díez Ariaso pide 100 millones de euros a una empresa que facturó 243 millones en 2003.

Corría 2001 cuando el pintor, nacido en 1944, ojeaba un catálogo de productos sanitarios. Pasando las hojas reparó de pronto en una imagen perdida, un anuncio ajeno a los productos que se ofrecían pero conocida para él. "¡Mi toro!", exclamó. En el logo de Lamborghini, Díez acababa de ver uno de los grabados que presentó al concurso para el mundial de futbol de España 82. La estampa del astado de la marca italiana era la misma que él realizó, pero sin balón. No lo dudó un momento y se presentó en el juzgado para poner una demanda por plagio -con una reclamación de 100 millones- contra la firma, participada por Audi y Volkswagen y que vendió 1.600 vehículos de lujo en todo el mundo el año pasado.

Los abogados de Lamborghini no daban crédito a la situación. Aún hoy, una vez celebrado el juicio y visto para sentencia, siguen sin entender qué está pasando. "¡No puedo creer que la situación haya llegado hasta aquí!", exclamaba ayer, incrédulo, uno de los letrados encargados de defender a la empresa. Lamborghini sostiene que lleva más de 40 años usando el toro como símbolo. La versión de la parte demandante es que en 1989 cambiaron el logotipo y fue entonces cuando plagiaron el grabado del pintor, que está registrado desde 1981.

Es conocido que los astados fueron una de las pasiones del creador de la marca, Ferruccio Lamborghini, tauro de nacimiento, que eligió el toro como símbolo para sus coches por sus connotaciones de fuerza, pasión y nobleza.

Durante la vista de ayer, primera y única del proceso, la juez estuvo a punto de echar al pintor de la sala por sus continuas interrupciones. Llegó a amenazarle con la expulsión. Fue una sesión rápida. Comparecieron el demandante, un empresario de Alcobendas que trabaja con tractores Lamborghini -y que sólo sembró dudas respecto a las diferencias entre el antiguo y el nuevo logo- y un investigador propuesto por los demandantes.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Los abogados de Lamborghini piden, incrédulos, que se desestime la demanda y que Díez pague las costas. Ayer llegaron, incluso, a cargar veladamente contra los jueces al afirmar que "ni siquiera deberían haber admitido a trámite la demanda". "Dislate" y "absurdo" fueron algunos de los adjetivos usados por los letrados de la firma.

El pintor madrileño tiene muchas esperanzas puestas en que la juez le dé la razón, a pesar de las advertencias de su propia abogada, que le previene sobre las pocas posibilidades de éxito que tiene, por aquello del pez chico y el grande.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_