"En un autobús leer un cuento se convierte en una aventura"

Poeta y editor, Miguel Ángel Arcas es uno de los personajes más ligados a la cultura de Granada. Desde que creara su propio sello editorial, Cuadernos del Vigía, que ha logrado un importante prestigio a nivel nacional, se convirtió en promotor de importantes acontecimientos culturales como los talleres de poesía, cuento y teatro que cada año se realizan en la ciudad. Además de su labor editorial, gracias a su libro Los sueños del realista obtuvo el Premio Nacional Miguel Hernández de poesía. Recientemente acaba de poner en marcha su última ocurrencia literaria. Una colección de relatos para leer en el autobús que desde hace algunas semanas se reparten de manera gratuita en Málaga, Córdoba y Granada y que constituye una de las grandes apuestas del año para el fomento a la lectura dentro de Andalucía.

Pregunta. ¿Un poeta metido a editor o un editor empeñado en ser poeta?

Respuesta. Pues el caso es que no sé quién fue primero si la gallina o el huevo. Aunque está claro que al principio fue la lectura. Primero eres lector y a partir de ahí brota la necesidad de escribir. Se podría decir incluso que escribir un libro es una forma de aprender a leer. Para mí editar literatura es una manera de crear lectores, o sea testigos, gente que se construye una memoria personal de la realidad.

P. En lo que también se empeña es en inventar todo tipo de iniciativas culturales.

R. Bueno, en realidad se trata de eso. Inventar, crear, qué si no hacen los escritores, editores u otros artistas. Inventar es ensayar otras maneras de mirar, de pensar, de trabajar, de descansar, de amar o pelear, en definitiva otras maneras de vivir, de ir de un lugar a otro de la realidad. Es una actitud que en mi caso es de orden político, quiero decir de la buena política, esa disposición a intervenir y aportar tu grano de arena en los asuntos públicos. Es una cuestión ética.

P. ¿Cómo surgió la idea de los relatos para leer en el autobús?

R. Viajando en autobús. En la ciudad no cojo el coche, es un coñazo, una manera de autolesionarse. Entonces me di cuenta del tiempo que se puede perder en un viaje urbano de autobús. Podríamos decir que es un tiempo psicológicamente muerto. Vas de un sitio a otro, en una ciudad que conoces, las mismas calles, el mismo paisaje de siempre, una rutina. Ahí es donde leer un cuento se convierte en una aventura. Es como romper ese tiempo dormido. Relatos para leer en el autobús se pensó como un regalo, como un medio oportuno para fomentar la lectura y también como un apoyo al uso del transporte público urbano.

P. ¿Qué características tienen los relatos seleccionados?

R. Desde el principio nos hemos planteado hacer una buena colección de relatos. Lo importante es ofrecer a los lectores, a los ciudadanos que usan el transporte público, unos buenos cuentos escritos por algunos de los mejores narradores españoles de nuestro país (José María Merino, Enrique Vila-Matas, Espido Freire, Felipe Benítez Reyes, Antonio Soler, Eloy Tizón...) Por supuesto son breves. Están pensados para que puedan leerse en el tiempo que dura un trayecto medio de autobús, aunque te los puedes llevar a casa y darlos a leer a tus amigos o a tu familia. También hemos querido invitar al público a participar en el proyecto por medio de un concurso de relato breve que se convocará en septiembre y cuyos ganadores tendrán la satisfacción de verse publicados en la colección.

P. ¿Se extenderá el proyecto al resto de ciudades andaluzas o existen dificultades?

R. El proyecto, que empezó en Granada siempre ha tenido una vocación andaluza. Hemos querido que estuviera en todas las grandes ciudades de Andalucía pero al final sólo hemos podido llevarlo a cabo en Córdoba, Málaga y Granada. Esperamos que en el próximo año se sumen el resto. En esta iniciativa es muy importante no caer en planteamientos localistas, ni primar intereses de cada ciudad sobre las demás. Éste es un proyecto abierto, participativo y de calidad literaria, centrado en el fomento de la lectura y en mejorar las condiciones del transporte público urbano. Y por supuesto, no debe depender de las vicisitudes políticas o electorales de aquellas instituciones que lo apoyan.

P. ¿Qué ha aportado Cuadernos del Vigía a Miguel Ángel Arcas?

R. Intranquilidad, quebraderos de cabeza... bueno, también y con lo que me quedo: me ha dado la posibilidad y la satisfacción de llevar la literatura a mucha gente. Editar es como cocinar, sabes que alimentas a otros. Cuadernos del Vigía es para mí una herramienta de producción cultural, con ella alientas nuevas miradas, comunicas ideas o incluso activas la participación social. La literatura es ese sueño que tras soñarlo nosotros lo pueden soñar otros.

P. Parece que la colección está como dormida. ¿Cuál es el futuro de los Cuadernos?

R. No ocurre nada especial. Lo que pasa es que desde hace un tiempo Cuadernos del Vigía está sufriendo una transformación que hace que se ralenticen algunas de sus líneas de actuación. Aparte de los Relatos para leer en el autobús hemos puesto en marcha una colección llamada Cuentos del Vigía que está dedicada al relato breve y que dirigen Clara Obligado y Andrés Neuman.