Los Reyes invitan a Benedicto XVI a visitar España el próximo verano
El Papa recibió en su residencia de Castelgandolfo a don Juan Carlos y doña Sofía
Visita relámpago de los reyes don Juan Carlos y doña Sofía a Italia, con el solo propósito de entrevistarse con el nuevo pontífice Benedicto XVI en su residencia de verano en Castelgandolfo. Don Juan Carlos transmitió al Papa la invitación para que visite España y a petición del presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, y de Francisco Camps, jefe del Ejecutivo valenciano, le sugirió como fecha posible el Encuentro Internacional de la Familia que se celebrará en Valencia en agosto de 2006. El Papa "no ha desechado" la posibilidad del viaje, según anunció el propio don Juan Carlos.
Los Reyes llegaron al aeropuerto militar de Ciampino, donde fueron recibidos por el embajador de España ante la Santa Sede, Jorge Dezcallar, y el arzobispo Luigi Travaglino. A las 11.00 una larga comitiva de coches atravesó la puerta principal de la residencia de verano del Papa, donde Benedicto XVI permanecerá hasta finales de este mes.
Las restricciones impuestas por el Vaticano fueron extremadamente rigurosas y ningún informador de prensa escrita pudo traspasar siquiera el umbral del palacio. Tampoco hubo nota oficial de la oficina de prensa de la Santa Sede, salvo la escueta información de que se había celebrado la audiencia. El español Joaquín Navarro Valls, portavoz del Vaticano, no estuvo en Castelgandolfo durante la estancia de los Reyes.
La visita era oficial, pero la audiencia tuvo carácter privado y durante algo más de 30 minutos don Juan Carlos y doña Sofía hablaron a solas con el Papa en la biblioteca de su residencia veraniega, tras ser recibidos por el prefecto de la casa pontificia, el arzobispo James Harvey.
Desde Castelgandolfo los Reyes partieron de nuevo a Chiampino para regresar a España, y sólo la cortesía de don Juan Carlos y doña Sofía permitió a un pequeño grupo de informadores conocer directamente algunos aspectos de la entrevista.
El Rey aseguró que el Papa, al que había saludado el pasado 24 de abril con motivo de su entronización como pontífice, le había parecido "muy abierto y muy simpático". Doña Sofía lo calificó como alguien al que había encontrado "muy vivo" y con gran sentido del humor.
El Rey comentó que la conversación se mantuvo en italiano "para no olvidar" ese idioma que conoce desde la infancia, ya que nació en Roma. Doña Sofía hizo saber que había pronunciado "algunas palabras en alemán", lengua materna de Joseph Ratzinger.
Benedicto XVI recibió del Rey una edición facsímil del Beato de San Millán de la Cogolla del siglo X, escrito en mozárabe y románico; el Papa les entregó un rosario y una medalla conmemorativa de la Sede Vacante, tras la muerte de Juan Pablo II, quizás porque en ella figura el nombre del cardenal Camarlengo que ocupó ese cargo en el interregno, el español Eduardo Martínez Somalo, ausente ayer en la visita.
No hubo la menor referencia por parte de los Reyes a cuestiones políticas. El carácter mixto del viaje -oficial, con audiencia privada- puede explicar, según fuentes oficiales españolas, que los Reyes no estuviesen acompañados por ningún miembro del Gobierno y que con ellos acudiesen a Castelgandolfo el jefe de la Casa del Rey y el secretario general, Alberto Aza y Ricardo Díaz Hochleitner, respectivamente, y que les acompañase el subsecretario del Ministerio de Asuntos Exteriores, Luis Calvo, del que dependen las relaciones con la Santa Sede. Benedicto XVI, al concluir la conversación con don Juan Carlos y doña Sofía, saludó a los miembros de la delegación que los acompañaba y desde el balcón de un salón cercano a la biblioteca les mostró la vista del lago Albano, uno de los mayores atractivos de la zona.
Era la primera vez que los Reyes acudían a Castelgandolfo para visitar a un Papa. Don Juan Carlos, respondiendo a una pregunta, comentó que le habían hablado al Papa de la Familia Real, la actual y la futura, y bromeó diciendo que habían mencionado a "la criatura", ya que aún no se conoce el sexo del primer descendiente de los príncipes de Asturias.
La rapidez con que se ha producido esta visita, poco más de cuatro meses después de que el cardenal Ratzinger fuese elegido Papa el pasado 19 de abril, puede interpretarse como un claro gesto de los Reyes para mantener con el Vaticano la relación privilegiada y frecuente que sostuvieron con su antecesor, Juan Pablo II.
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