Una india en Nueva York
"No quiero que me juzguen por mi minifalda", dice Sania Mirza, la primera jugadora del subcontinente asiático que irrumpe en el circuito
Medio perdida en el cuadro del Open de EEE UU, Sania Mirza sobresale más por su personalidad que por su juego. Todavía no es una gran tenista. Se mueve ya entre las 50 mejores del mundo -42ª- y al final de este torneo estará, probablemente, entre las 30. Pero tiene el incuestionable atractivo de ser la primera jugadora de la India que consigue irrumpir con fuerza en el circuito femenino profesional. Y eso rompe con la tradición de un país que en tenis sólo había tenido jugadores masculinos. Cuando e n febrero se convirtió sorprendentemente en la campeona del torneo de Hyderabad, no sólo hubo un estallido de admiración en la India, sino que elevó el tenis a otra dimensión.
Nacida en Mumbai, hija de un constructor que apuntaba muy alto como jugador de criquet pero que vio rota su carrera por la muerte de sus padres a los 21 años, y de una madre que dirige su propia imprenta, Sania Mirza fue desestimada para el tenis por su baja estatura cuando tenía seis años. Sin embargo, el criterio técnico cambió un mes más tarde. "Nunca había visto a una niña pegarle tan fuerte a la bola", comentó aquel mismo entrenador, cuyo nombre ha pasado al anonimato. Mirza aprendió en manos de técnicos indios. Hasta el año pasado no se desplazó a Italia a la escuela de Bob Brett, en San Remo. Pero entonces, las bases ya estaban puestas.
En un año su clasificación dio un salto espectacular: de ser la 284ª pasó a la 42ª. Y Mirza fue abriendo puertas al tenis femenino indio y rompiendo el encasillamiento de la mujer en su país. Se metió entre las 100 primeras del mundo, ganó un torneo del circuito WTA, jugó un Grand Slam. Y ayer, en Estados Unidos, disputó unos octavos de final en la pista central contra la estrella del momento, la rusa Maria Sharapova. Consiguió arañarle tres juegos. El partido concluyó 6-2 y 6-1.
Sin embargo, sus actuaciones en Wimbledon y en el Open americano no hacen más que acrecentar su popularidad. Económicamente, tiene el futuro inmediato resuelto gracias al patrocinio de Adidas -la fichó cuando fue campeona india sub 14 y sub 16- y al apoyo de GBK -una empresa energética- y de raquetas Head. Cuando ganó el título de dobles júnior en Wimbledon, firmó un contrato con Mahesh Bhupathi Management Company (Global Sports), que la representa. Pero quedan algunos aspectos por acoplar entre su forma de ser y los estereotipos del circuito.
Mirza es musulmana y asegura que reza cinco veces al día. Sin embargo, paralelamente a la admiración que ha despertado en la India, se ha visto obligada a contratar a dos guardaespaldas, que la acompañan siempre cuando visita su país y que vigilan su casa. "He recibido algunas cartas extrañas procedentes de una mujer, y han ocurrido algunas cosas raras", explica ella. "Hay gente que está muy loca en el mundo y creo que es mejor prevenir que curar".
Mirna tiene una sólida educación y causa sensación verla tan reflexiva, tan moderada respondiendo a preguntas a veces impertinentes. "No creo que usted pueda pensar que quiero expresarme a través de mi camiseta", le respondió a un periodista que la inquiría sobre la leyenda las chicas buenas, raramente hacen historia, que llevaba impresa. "Tengo voz y puedo decir lo que pienso. No me gusta que me juzguen por mi religión o por si me quedan bien las faldas que llevo cuando juego al tenis", prosiguió. "De la misma forma que me siento una buena musulmana, creo que llevar minifalda y vivir como lo hago no me hace peor".
Sania Mirza tiene 18 años. Pero es la culpable de que las pistas de los clubes indios se hayan poblado de niñas. Tal como ocurrió en España con Arantxa Sánchez Vicario y Conchita Martínez a finales de los ochenta y principios de los noventa, las hazañas de Mirza en el circuito profesional han elevado la autoestima de sus compatriotas, que acudían a las escuelas sólo para divertirse. "Ahora", explica el coronel Amarbeer Singh, director de desarrollo de la Federación de India, "hay un 25% o un 30% de niñas más que quieren convertir el tenis en su profesión. Y lo más importante es que sus padres no se oponen".
Pero hay problemas básicos. "Ningún coach indio ha podido visitar las academias del extranjero. Y, además, todo resulta muy caro". Un entrenador privado cuesta entre 250-500 rupias (5-10 euros) por hora. Ser miembro de la Federación vale entre 15.000 y 18.000 rupias (335 euros). Y salir al extranjero a una academia cuesta unos 1.000 dólares (820 euros) por semana. La primera lección de Mirza, sin embargo, es que el trabajo en India puede darle nivel para entrar en el circuito. La segunda, que sin los medios económicos adecuados, es imposible.
Resultados:
Tercera ronda. Hombres: N. Massu (Chi.)-S. Wawrinka (Sui.): 6-4, 6-3 y 6-0. R. Gasquet (Fra.)-I. Ljubicic (Cro.): 3-6, 7-6, 6-7, 6-3 y 6-2. G. Coria (Arg.)-R. Soderling (Sue.), 6-2, 6-7, 6-1 y 6-4. A. Agassi (EEUU)-T. Berdych (R. Ch): 3-6, 6-1, 6-4 y 7-6. X. Malisse (Bél.)-M. Youzhny (Rus.): 5-7, 1-6, 6-1, 7-5 y 7-6. T. Robredo-S. Grosjean (Fra.): 6-4, 7-5, 6-7 y 7-6. R. Ginepri (EE UU)-T. Haas (Ale.): 7-5, 6-7, 6-4, 2-6 y 6-3. James Blake (EE UU)-R. Nadal: 6-4, 4-6, 6-3 y 6-1. F. Verdasco -D.Novak (Serbia): 6-1, 4-6, 6-7 (2/7), 6-4, 6-4. D. Hrbaty (Eslovaquia)-D.Ferrer: 6-7 (7/9), 7-5,7-5 y 7-5.
Mujeres: J. Henin (Bél.)-C. Yoon-jeong (C.S.), 6-0 y 7-6 (7/4). E. Dementieva (Rus.)-A. Chakvetadze (Rus.), 6-1, 4-6 y 7-6. P. Schnyder (Sui.)-S. Asagoe (Jap.), 6-1, 6-3. M. Pierce (Fra)-J. Jankovic (Ser.): 6-3, 3-0 y abandono. A. Mauresmo (Fra.)-A. Groenefeld (Ale.): 7-5 y 6-3. L. Davenport (EE UU)- A. Medina: 6-3 y 6-2.
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