Ninguno de los cinco jóvenes muertos en un accidente en diciembre había consumido alcohol

Ni alcohol, ni drogas. Los cinco jóvenes fallecidos el día de Nochebuena cuando viajaban en un vehículo por Santa Margarida i Els Monjos no habían consumido bebidas alcohólicas ni ninguna sustancia estupefaciente, pese a que los responsables del Servicio Catalán de Tráfico insinuaron desde el primer momento que esta ingesta es lo que podría haber originado el siniestro, ocurrido a primera hora de la mañana.

Las circunstancias aparentes de este grave accidente de tráfico tienen que ver muy poco con la realidad que después se ha ido descubriendo a raíz de las investigaciones realizadas por el Juzgado de Instrucción número 1 de Vilafranca del Penedès. Los jóvenes habían estado de fiesta hasta la madrugada, pero habían dormido unas horas antes de que se produjera el accidente, a las 8.05 horas, y, por tanto, no tenían afectadas sus facultades. Los informes elaborados por el Instituto de Toxicología y remitidos al juzgado encargado del caso son idénticos en sus conclusiones: "En las muestras de sangre, humor vítreo y bilis analizadas no se detecta la presencia de alcohol etílico". En algunos casos, únicamente se aprecia la presencia de cafeína, como señala el informe referido a Rafael Ventura Nofuentes, el conductor del vehículo, de 21 años de edad y que hacía una semana que había obtenido el permiso de conducir.

Ese hecho también hizo aumentar en su día las especulaciones sobre la impericia del conductor y su influencia en el accidente de tráfico. En el vehículo siniestrado se encontraron varias botellas de bebidas alcohólicas que avalaron también la hipótesis del consumo de alcohol, pero en las diligencias judiciales se explica que las bebidas llevaban varios meses en el interior del coche.El accidente se produjo en el punto kilométrico 1.208,2 de la carretera N-340 en sentido Tarragona, a su paso por la variante de Santa Margarida i els Monjos (Alt Penedès). Las cinco víctimas mortales, de entre 18 y 23 años, viajaban en un Opel Corsa que realizó una maniobra de adelantamiento a un camión de gran tonelaje en una zona no autorizada. Los testigos han explicado que el conductor del vehículo dudó en la maniobra y que no pudo completar el adelantamiento, con el infortunio de que fue envestido frontalmente por otro camión, también de gran tonelaje.

El impacto fue tal que las muertes se produjeron de manera instantánea. Era el día de Nochebuena y los responsables del Servicio Catalán de Tráfico alertaron, una vez más, del peligro que entrañaba que los jóvenes conductores tomasen alcohol durante sus salidas nocturnas y después se pusieran al volante. Las familias de los fallecidos se dirigieron a ellos explicando que sus hijos no habían bebido y que rectificasen públicamente, pero los responsables políticos insistieron en su hipótesis. Semanas después se ha demostrado que estaban equivocados, porque los informes oficiales relatan que no se han encontrado restos de alcohol ni de drogas en ninguno de los cadáveres.

Por todo ello, las familias han empezado a sopesar la posibilidad de emprender acciones legales contra los responsables del Servicio Catalán de Tráfico y se han dirigido a la consejera de Interior de la Generalitat, Montserrat Tura, para exigirle una rectificación. El próximo jueves, Tura recibirá a las familias.

"Los responsables políticos deberían ser más cuidadosos en sus declaraciones en casos así por las consecuencias morales que comportan", asegura el abogado de las familias, Álex Zaragüeta. "No tiene la misma trascendencia social para unos padres que su hijo muera de una fatalidad en la carretera que que se diga que el fallecimiento ha sido porque iba borracho", afirma el abogado, quien asegura que, de ser así, "subyace un sentimiento de culpa".