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Reportaje:

El diamante pierde brillo en Suráfrica

De Beers cierra Kimberley, su explotación más emblemática y sede principal de la sociedad

Miguel Ángel García Vega

El brillo de los diamantes se apaga en Suráfrica. Al menos en Kimberley, una de las minas (realmente un conjunto de ellas) más importantes que explota la firma De Beers y que ha estado activa desde 1871, cuando en la época del Imperio Británico se descubrió allí la primera gema. Poco a poco, la compañía que controla el 40% de estas joyas de carbono que se producen en el mundo ha ido cesando su explotación subterránea.

El beneficio neto de De Beers, que busca operar en otros países, se ha deteriorado seriamente en el primer semestre

El cierre de la mina de Kimberley no ha sido una decisión fácil o de escasa trascendencia para el gigante mundial de los diamantes. En esta localidad surafricana se encuentran situadas las oficinas principales de De Beers y es la cuna de algunos de los diamantes más espectaculares que se conocen, como el denominado Porter-Rhodes, de 150 quilates. Cuyo descubrimiento, en 1880, casi se puede decir que fue el acto fundacional de esta mítica compañía. Así que dejar de laborar en el subsuelo de esta zona -aunque se pretenda aumentar la producción en otras áreas de esta localidad- es como emitir un mensaje al mercado de que algo está sucediendo. Pero ¿qué?

Un filón de pérdidas

Según la empresa, las operaciones de extracción en el subsuelo no son rentables; una afirmación que se puede extrapolar a otras prospecciones y que explicaría por qué cinco de sus siete minas en Suráfrica, según informa Reuters, están en pérdidas. Concretamente, desde 2003 las explotaciones bajo tierra de Wesselton, Du Toitspan y Bultfontein -todas en Kimberley- se encuentran en números rojos y el peso económico se está haciendo insoportable. "Según las previsiones, estas minas perderán 150 millones de rands en 2005", revela Nicola Wilson, portavoz de De Beers.

El coste técnico, la debilidad del dólar, pero sobre todo el agotamiento de los yacimientos encarecen el proceso de hallar las gemas o hacen, simplemente, que no aparezcan. El resultado de toda esta suma de factores adversos se traduce en que De Beers tiene previsto, acorde con Reuters, cerrar la explotación de Kimberley a final de este año. De momento, desde mediados de agosto no se extraen diamantes del subsuelo de estas tierras y no está previsto reanudar la explotación a menos que se encuentre algún camino alternativo para la viabilidad de este desarrollo.

"La producción en las minas subterráneas de Kimberly se ha parado y están pendientes de las decisiones que se adopten tras el proceso de consultas [con trabajadores y representantes]", describe Nicola Wilson.

Evidentemente, los problemas no sólo afectan a la empresa, sino también a sus trabajadores. Algunas estimaciones hablan de que el fin de las operaciones subterráneas podrían suponer una pérdida de unos mil puestos de trabajo. Aunque la portavoz de la firma precisa que "aún es pronto para comentar cuál será el impacto definitivo". Por ahora se habla de una cifra muy alta, que tendrá un efecto dominó en las industrias y empresas que viven alrededor de este coloso del diamante. Todo esto sin olvidar el peso que en la economía de la región tiene De Beers.

Para remediar, en parte, esta situación, se quiere potenciar el atractivo turístico del denominado Big Hole, en el sentido más literal de su traducción: el agujero más grande que jamás haya hecho el ser humano. Se trata de un hoyo de forma circular y de 215 metros de profundidad -originalmente tenía 240 metros, pero al servir durante años de escombrera fue perdiendo dimensión- localizado en el lado derecho de la ciudad de Kimberley y que ha producido hasta su cierre, el 14 de agosto de 1914, más de 14,5 millones de quilates. Una cifra que da tanto vértigo como su profundidad.

Pero ahora el hoyo se ha convertido en un museo al aire libre que alberga, entre otros, al primer diamante encontrado en Suráfrica, conocido popularmente como Eureka, y que, con 616 quilates, es la gema sin tallar más grande del mundo. Pues bien, la idea de De Beers es ampliar la capacidad de atracción turística de esta joya artificial y crear nuevas instalaciones, así como potenciar las ya existentes. "Creemos que en la fase de construcción se podrán crear 400 puestos de trabajo", analiza Wilson.

Otra de las opciones que se barajan, ésta desde luego, más sólida a largo plazo, es expandir su actividad con fuerza lejos de Suráfrica.

Por ejemplo, en Angola y en el noroeste de Canadá. El país africano es rico en kimberlita y ya se han detectado más de 60 afloraciones de esta roca volcánica que está asociada a la aparición de diamantes. Todo ello sin perder de vista naciones como Congo, Gabón, India o Guinea, lugares donde la compañía ya está realizando exploraciones y que pueden suplir los efectos del cierre en Kimberley.

Pero detrás de toda esta reorientación motivada por el agotamiento de las minas no hay duda de que el mayor fabricante de diamantes del mundo lo que está haciendo -a tenor de las últimas cifras que ha dado a conocer el mercado- es ajustarse el cinturón.

El beneficio neto durante los seis primeros meses del año )a 30 de junio) sumó 339 millones de dólares, frente a los 341 millones de igual periodo de 2004. Sin embargo, hay más datos que dibujan un panorama poco brillante. Los beneficios propios sufrieron más, ya que descendieron un 8%, hasta alcanzar los 345 millones de dólares.

Las causas de esta caída habría que buscarlas, en términos generales, analiza la firma diamantífera, "en la debilidad de la divisa norteamericana y en el estrechamiento de los márgenes" debido a un descenso de las ventas de las gemas en stock. Peor parado salió el beneficio atribuido, que fue un 21% inferior respecto a los seis primeros meses del año pasado, con lo que esta partida se quedó en 336 millones de dólares.

Recorte de dividendos

Una situación que ha tenido su reflejo en el dividendo que han recibido los accionistas el 1 de agosto. En vez de repartirse 250 millones, como el ejercicio pasado, este año han tenido que conformarse con 150 millones de dólares.

A pesar de todo este viento en contra, De Beers cree que el mercado de diamantes en bruto "continúa sólido" y que la situación se remontará. Para ello se apoya en una serie de datos. Por ejemplo, que las peticiones de gemas por parte de los centros de talla han aumentado un 8%. Este es uno de los indicios que conducen a la empresa a afirmar que las ventas en la segunda mitad del año, al menos, igualarán las de 2004, al tiempo que se reducirá el stock de gemas.

Un minero en los pozos de De Beers en Kimberly.
Un minero en los pozos de De Beers en Kimberly.REUTERS

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Sobre la firma

Miguel Ángel García Vega
Lleva unos 25 años escribiendo en EL PAÍS, actualmente para Cultura, Negocios, El País Semanal, Retina, Suplementos Especiales e Ideas. Sus textos han sido republicados por La Nación (Argentina), La Tercera (Chile) o Le Monde (Francia). Ha recibido, entre otros, los premios AECOC, Accenture, Antonio Moreno Espejo (CNMV) y Ciudad de Badajoz.

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