"No estoy contra la Guardia Civil, sino contra los que ayudan a tapar la verdad"
Nabila Oubbab (Casablanca, 1971) es la viuda de Juan Martínez Galdeano, el agricultor de Roquetas de Mar (Almería) que el 24 de julio pasado se refugió en el cuartel de la Guardia Civil tras un altercado de tráfico y ya no salió con vida. Hoy hace un mes que enterró a su marido. En su primera entrevista desde lo ocurrido, realizada ayer en su casa, exige "la verdad". Nabila luce la alianza de su marido al cuello, colgada en una cadena.
Pregunta. ¿Han recibido usted o el hijo de su marido apoyo psicológico?
Respuesta. No. El único apoyo ha sido la familia de Juan. Me han protegido mucho. Tenga en cuenta que mi padre murió de un infarto 18 días antes que mi marido.
P. ¿Cómo se enteró de lo que había ocurrido?
"Mi consuelo es que la justicia quite la rabia, porque el dolor no lo quita nadie"
R. Estaba en Marruecos y mi cuñado Leonardo me llamó por teléfono. No quería decirme que se había muerto de golpe. Me dijo que le pasó algo en el cuartel de la Guardia Civil. No entendía nada porque no me esperaba algo así. Fue muy duro. Me desmayé. Al principio no entendí nada porque unos meses atrás habíamos estado de médicos y estábamos luchando por tener un hijo. Su salud era muy buena, su corazón estaba como un roble.
P. ¿Cómo reaccionó su familia en Marruecos?
R. Ha sido un golpe para ellos porque 18 días antes Juan estuvo conmigo allí. Y más cuando al preguntarle a mi cuñado si lo había visto me respondió que no, que no se lo dejaban ver. Yo y toda mi familia en Marruecos sospechamos.
P. ¿Fue usted a reconocerlo?
R. Sí. Y les dije que ése no era mi marido porque tenía la cara negra. No lo conocí. Y todavía ahora tengo esa imagen de él. Eso es muy fuerte. Fue un horror. He visto películas de horror pero eso lo supera. No tenía ojos, los tenía rojos, todo morado, golpes por todos lados. Yo no necesito ni autopsia ni nada. Lo que he visto es suficiente.
P. El informe de la autopsia revela que él había consumido drogas. ¿Era habitual en él?
R. Si tenía algún problema, lo tuvo hace años. Él tenía una casa, un trabajo y su familia. No le faltaba nada, no estaba tirado en la calle. No fumaba ni bebía. Hacía lo que todo el mundo en alguna fiesta.
P. Los guardias describieron a su marido como agresivo. ¿Se corresponde con su comportamiento habitual?
R. Si eso fuera así, la primera que lo habría pagado habría sido yo. Todo eso es mentira. Ahora le llaman drogadicto y delincuente. Y una cosa que no entiendo es por qué lo detuvieron. ¿Qué ha hecho? ¿Ha matado a alguien? ¿Cometió algún delito?
P. ¿Reprocha algo a las autoridades tras lo ocurrido?
R. Yo no reprocho nada a nadie. Sólo estoy en contra de la gente que ha cometido este delito. Porque un pescado podrido no significa que todos estén podridos. Lo que estoy diciendo es que los que han hecho esto, que lo paguen. No estoy en contra del cuerpo de la Guardia Civil ni de sus esposas ni de los niños. Nosotros tenemos educación y no maldad con gente que no ha hecho nada. Estoy contra los que han cometido este delito y contra la gente que está ayudando a los autores a tapar la verdad.
P. ¿A quién culpa del fatal desenlace?
R. Eso es lo que queremos saber, qué ha pasado para haber llegado a esto. Y la pregunta vital: ¿para qué? Es posible que desde el principio quisieran darle una paliza y al ver que le habían dado tanto tuvieron que seguir para matarlo. Es mi opinión. Si no, que lo expliquen ellos para que tengamos la historia clara.
P. ¿Le dolió que el alcalde de Roquetas no diera señales hasta nueve días después de la muerte?
R. A mí eso no me da ni frío ni calor porque yo soy de otro país. Pero sí le ha dolido a la madre de Juan y a su familia que son de aquí de toda la vida.
P. ¿Qué sintió cuando el caso se llevó al Parlamento?
R. Pensé que eso haría posible el que se haga justicia para aclarar lo ocurrido y saber la verdad. Lo vi bien.
P. ¿Hay algo que le consuele?
R. Lo que tengo es una mezcla de sentimientos. Dolor y tristeza de perder a mi marido y la rabia de no saber la verdad. Mi consuelo es que la justicia quite la rabia, porque el dolor no lo quita nadie.
P. ¿Qué veredicto desea?
R. Que metan en la cárcel a la gente que ha hecho esta matanza con mi marido.
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