Grúas de verano
Con la llegada de septiembre, terminadas las vacaciones para la mayoría de gente, las grúas municipales hacen su agosto. Algunos de los felices usuarios de coche que llegan de lugares donde no tenían problemas de aparcamiento, al llegar a la ciudad se han encontrado con más de una sorpresa desagradable. En calles como la mía, donde cada 15 días se cambia de acera, hoy la grúa ha trabajado a destajo, a diferencia de otros meses en los que ver coches aparcados en ambos lados de la calle era normal hasta final de la tarde del día del cambio.
Con esta actuación implacable, el Ayuntamiento debe haber reunido una buena cantidad de euros, a razón de los 60 que cobra por cada vehículo decomisado, casi la mitad de lo que le cuesta la broma al propietario. Que la grúa siempre aparece cuando uno menos se lo espera ya lo sabemos y sin embargo, cuando se avisa para que retiren un vehículo que molesta tarda lo indecible.
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