Los chiíes entierran con dolor a las víctimas de la estampida de Bagdad
Sadam Husein será sometido a su primer juicio el 19 de octubre
En el día sagrado musulmán, los chiíes enterraron ayer a las más de 1.000 víctimas mortales de la estampida en un puente de Bagdad. En los funerales, el dolor de los familiares de los fallecidos en la peregrinación a la mezquita de Kadimiya se mezclaba con la exigencia de responsabilidades por la tragedia. Representantes chiíes y suníes, las dos principales comunidades religiosas de Irak, habían planeado una marcha conjunta de reconciliación ayer en Bagdad, pero la manifestación se truncó ante la escasa presencia de chiíes.
Un portavoz suní informó de que dos mezquitas de su comunidad habían sido atacadas en el sur del país, con mayoría de población chií. Grupos de hombres armados abrieron fuego contra fieles suníes durante las oraciones del viernes cerca de la localidad iraquí de Basora, dejando dos muertos y cuatro heridos, según informó la policía. Una manifestación chií en apoyo de la nueva Constitución iraquí recorrió ayer las calles de Basora. Los suníes, por su parte, se oponen a un texto constitucional que ha sido pactado por chiíes y kurdos. En las mezquitas chiíes, los fieles recordaron ayer la tragedia ocurrida el miércoles en el puente de Aima, sobre el río Tigris, en la capital iraquí.
Representantes de las comunidades chií y suní llegaron a reunirse ayer en la mezquita de Um al Qura de Bagdad para rezar por las víctimas de la estampida, pero la presencia de chiíes fue muy reducida. A pesar de los llamamientos religiosos de líderes de ambas comunidades musulmanas, la marcha conjunta de reconciliación no llegó a celebrarse.
Atentado con bomba
En su lugar, la capital se vio conmocionada por un atentado en el que al menos tres civiles iraquíes murieron ayer y cinco policías resultaron heridos en dos ataques perpetrados por insurgentes en el sur y oeste de Bagdad, según informó el Ministerio del Interior. Los tres fallecidos perecieron cuando un artefacto estalló al paso del vehículo en el que viajaban.
Mientras tanto, en la ciudad de Ramadi, a un centenar de kilómetros al oeste de Bagdad, un millar de suníes se manifestaron para expresar su rechazo al texto de la nueva Constitución iraquí. Los manifestantes llevaban pancartas en las que se amenazaba con votar en contra de la Constitución. Los suníes rechazan el federalismo recogido en el texto constitucional, que consideran como el primer paso para la desmembración del país.
Por otro lado, un tribunal iraquí anunció ayer que el primer juicio contra el derrocado presidente iraquí, Sadam Husein, se iniciará el 19 de octubre. Fuentes judiciales aseguraron que se ha elegido dicha fecha para que no coincida con el referéndum sobre la Constitución iraquí. Los iraquíes acudirán a las urnas el 15 de octubre para decidir si aceptan o no la nueva Carta Magna.
Sadam Husein y otros tres acusados serán juzgados en este juicio por la matanza de chiíes cometida en 1982 en Dujail, una ciudad al norte de Bagdad, después de que fracasara un intento para acabar con la vida del ex dictador.
Sadam Husein puede ser condenado a la pena de muerte. Los otros acusados en este proceso son su hermanastro y jefe de los servicios de seguridad en aquella época, Barazan Ibrahim; el ex vicepresidente Taha Yassin Ramadán, y el ex miembro del partido Baas en Dujail Awad Hamed al Bandar.
Está previsto que Sadam Husein afronte cerca de una decena de juicios por presuntos crímenes cometidos bajo su régimen, entre los que se incluye el bombardeo con gas letal contra civiles kurdos en Halabja, en la frontera con Irán, y la brutal represión de un levantamiento chií en el sur en 1991.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.