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Reportaje:VUELTA 2005

Cosas extrañas en Cuenca

Hushovd gana un 'sprint' que podría ser el del Mundial e Iban Mayo abandona

Carlos Arribas

Hein Verbruggen es el presidente de la Unión Ciclista Internacional (UCI) y tras largos años en el cargo ha logrado, entre otras muchas cosas, que en el ciclismo del siglo XXI pasen cosas como las que pasan: que al ganador de los últimos siete Tours le descongelen en secreto una orina de hace seis años para desacreditarlo ante la posteridad; que el ciclismo se haya organizado en una liga llamada UCI ProTour que, por lo visto este año, consiste en que los conjuntos se dediquen a intercambiarse corredores entre ellos, como si fueran equipos de fútbol, y los mánagers se dediquen a frotarse las manos, felices por el intercambio y la comisión correspondiente, mientras organizadores y equipos y UCI no se hablan; que el Giro sólo lo ganen italianos y sólo interese a italianos, y la Vuelta españoles y lo mismo, mientras que ni unos ni otros hagan vida en el Tour; que camino de Cuenca y en Cuenca mismo, por ejemplo, ocurra ayer lo siguiente, que fueron muchas cosas, y extrañas:

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1. Iban Mayo no llegó. Se retiró en el kilómetro 90. Le dolía la espalda. Un biomecánico de Pisa estaba con la maleta preparada para acudir a enderezársela, pero el vizcaíno, que no quería correr la Vuelta, ni falta que le hacía pues en el corto agosto no había encontrado solución a los males que le habían conducido a un Tour decepcionante, le ahorró el viaje adelantado una retirada que tenía pensada para más adelante.

2. En Cuenca ganó Thor Hushovd, el Orgullo de los Fiordos, un noruego con nombre de trueno y planta de toro, un coloso muy rápido que ya se lució en el último Tour, donde ganó el maillot verde. Un buen tipo. Bueno. Pero más que ganar una etapa de la Vuelta, por su reacción, más pareció que se había impuesto en una inexistente prueba prólogo del Mundial. Porque nada más terminar un sprint restringido -la subida al castillo diezmó al grupo porque, como dice Beloki, aquí han venido muchos de vacaciones y a las primeras de cambio se abren y dejan cortada a la gente- en el que no estaba Petacchi, pero sí Tom Boonen, el León de Flandes, y Paolo Bettini, el Grillo de Toscana, Hushovd empezó a hablar del arcoiris -el Mundial se disputa en Madrid el 25 de septiembre-, de que será el único de la selección noruega, de que ya verá si termina la Vuelta, que eso depende de si se cansa en la montaña.

3. Y mientras Hushovd hablaba, el león Boonen, que será en Madrid el líder de la selección belga, y el grillo Bettini, que es campeón olímpico y por eso porta dorado casco y quiere ser por lo menos el líder de media Italia -la otra media es de Petacchi-, se pusieron a discutir a voz en grito, lo cual resultó chocante ya que ambos son del mismo equipo. "¿Y ahora?", le voceó el León, que había preparado la llegada a su compañero para hacer subir sus acciones en Italia, al Grillo, que había sido incapaz de superar a Hushovd y a 10 más. "¿Y ahora?", le respondió el Grillo. Y en dialecto empezó a explicarle por qué había terminado 12º. Y le debió convencer, porque ambos terminaron echando la culpa a Mercado, el granadino del grupo, quien se había empeñado en descender a tirones hacia la meta.

4. Hay un ciclismo de dos velocidades, dicen los franceses, el limpio, el francés, y el sucio, el resto, pero esta máxima sólo debe de afectar a los ciclistas franceses de los equipos franceses, y no a los ciclistas de otros países inscritos en equipos franceses, al líder de la Vuelta, por ejemplo, McGee, australiano de La Française des Jeux, a Leonardo Bertagnolli, italiano del Cofidis, ganador de la segunda etapa; a Hushovd, noruego del Crédit Agricole, ganador ayer.

Y está tan contento Verbruggen de cómo van las cosas, está tan orgulloso de la realidad actual del ciclismo, que, pese a haber anunciado que no se presentaba a la reelección, está dispuesto hasta a jugar con cartas marcadas para salir reelegido en Madrid el viernes 23. Así, según denuncia la federación española, se lo hizo saber Verbruggen a los presidentes de las confederaciones continentales en confidencial misiva a finales de julio. Me presento en secreto, les explicaba, porque si por cualquier razón no sale mi candidato, mi amigo irlandés Pat McQuaid, a quien tanto apoyamos todos, hay que hacer lo que sea para que no salga ninguno de los otros dos candidatos, que no valen para nada, siendo el español Gregorio Moreno uno de ellos.

La Vuelta, por su parte, llega hoy a su primer final en alto, a Valdelinares (Teruel), donde, quizás, la lógica recobre el poder.

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Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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