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Una veintena de heridos al empotrarse un autobús en una lonja vacía en Barakaldo

El conductor notó que había perdido los frenos y cambió de ruta para evitar una tragedia

El conductor de una unidad de Bizkaibus, J.M.C., de 50 años, evitó ayer una posible tragedia cuando comprobó que su vehículo se había quedado sin frenos y decidió abandonar su ruta habitual, que le hubiese conducido hacia una acusada pendiente. El autobús, que cubre la línea entre Santurtzi y Barakaldo, acabó empotrado en una lonja vacía de este último municipio. Una veintena de viajeros sufrió heridas de diversa consideración y fueron atendidos en el lugar y en hospitaless. Los más graves fueron el propio conductor y una mujer que iba sentada tras él.

Sobre las doce de la mañana, el conductor de un vehículo de la línea 3142 de Bizkaibus, que cubre el trayecto entre Santurtzi y Barakaldo, se percató de que el sistema de frenado de su autobús no respondía. La ruta le llevaba directamente a la calle Grupo 1º de Mayo de la segunda localidad, que cuenta con una pronunciada pendiente. El conductor, natural de Barakaldo, con experiencia en la empresa y buen conocedor del trayecto, decidió desviarse y seguir por la calle Eguskiagirre que, tras su confluencia con Arteagabeitia, prosigue en llano. Es en dicho cruce donde hizo chocar el vehículo descontrolado, primero contra unas vallas de protección de la acera a su izquierda y, después, ya con menos fuerza, se empotró de frente contra una lonja vacía tapada con una pared de ladrillos.

El impacto, que rompió la pared y una viga de sujección y destrozó toda la parte delantera del autobús, se saldó con la veintena de pasajeros y el conductor heridos de diversa consideración. J.M.C. tuvo que ser sacado del vehículo por los bomberos al haber quedado aprisionado contra su asiento. Sufre heridas de pronóstico reservado y estuvo consciente en todo momento. Los heridos fueron trasladados al hospital de Cruces, donde ayer tarde sólo permanecía una mujer ingresada, y al de San Eloy, tanto en ambulancia como en coches de los vecinos de la zona, que socorrieron a los afectados.

El diputado vizcaíno de Transportes, Eusebio Melero, aseguró en el lugar del siniestro que "la sangre fría" del conductor evitó "males mayores" al desviar el autobús de su recorrido habitual cuando se percató de que el sistema de frenado, "tanto el manual como el hidráulico y el eléctrico" no funcionaba.

Testigos presenciales aseguraron que el conductor bajó la calle Eguskiagirre tocando el claxon continuamente para alertar a peatones y otros vehículos de lo que pasaba. Comentó además a los viajeros lo que ocurría y les dijo que se situasen en la parte trasera del autobús.

El vehículo estaba en funcionamiento desde 1998 y había pasado todas las revisiones, según el técnico de la empresa José Luis Vidal. El tiempo máximo que Bizkaibus emplea cada unidad son 14 años, por lo que definieron al autobús como "aún relativamente joven". Ahora habrá que esperar a la revisión para saber por qué los frenos no funcionaron. Melero espera contar con ese informe "como máximo en 48 horas".

La unidad de Bizkaibus quedó empotrada en la lonja contra la que chocó en Barakaldo al no responder sus frenos.
La unidad de Bizkaibus quedó empotrada en la lonja contra la que chocó en Barakaldo al no responder sus frenos.LUIS ALBERTO GARCÍA

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