Dos testigos aseguran que en la lucha murieron dos hombres
Varios inmigrantes que intentaron cruzar la valla que separa Marruecos de Melilla el pasado domingo aseguran que, en contra de la versión oficial, son dos y no uno los subsaharianos que han muerto debido a los golpes recibidos de las fuerzas de seguridad. José Palazuelo, presidente de la ONG Prodein, que presta asistencia a los inmigrantes, recabó los testimonios de al menos 15 africanos en este sentido, y pide que el Gobierno español investigue los hechos.
El lunes por la tarde, Palazuelo acudió al bosque donde se esconden los inmigrantes africanos, en la parte marroquí, tras recibir la llamada de auxilio de uno de ellos, pues muchos estaban heridos y presentaban fracturas en brazos o piernas. Allí vio el cadáver de un muchacho camerunés de 17 años, y los inmigrantes le aseguraron que había otro cadáver junto a la valla, en la parte alta de una colina. Los testigos afirmaron que las muertes se habían producido debido a los culatazos propinados por la Guardia Civil con las armas con las que disparan pelotas de goma.
Golpes con las culatas
"Han matado a dos camaradas. Nosotros hemos visto los dos cuerpos", declara en conversación telefónica, Karem, un camerunés de 31 años. Su compatriota Mbekop cuenta que iba en un grupo de 15 inmigrantes, de los que ocho consiguieron saltar la doble valla. Según relata, cuatro guardias civiles les dispararon pelotas de goma y les propinaron golpes en el pecho con las culatas. Volvieron al bosque en suelo marroquí, desde donde, por la noche, vio a cuatro agentes llevando el cuerpo de un joven a través de una de las puertas de la valla.
Sin embargo, cuando Palazuelo quiso ver el segundo cuerpo, varios inmigrantes se acercaron a la valla y comprobaron que no estaba. Más tarde, vecinos de la zona les contaron que la gendarmería marroquí había retirado el cadáver en la mañana del lunes. Los inmigrantes trasladaron el cuerpo del chico de 17 años al borde de la carretera, donde pudiera ser visto por las fuerzas de seguridad y retirado.
En la tarde de ayer, la zona por la que el domingo intentaron saltar unos 300 inmigrantes, según la Delegación de Gobierno -aunque Palazuelo asegura que sólo eran unos 100- permanecía tranquila, salvo por el paso frecuente de las patrullas de la Guardia Civil. A los pies de la doble valla, en una vaguada de unos 200 metros, quedaban aún una veintena de rudimentarias escaleras utilizadas para saltar la valla. En el descampado de enfrente, restos de la refriega: pelotas de goma, ropa y algunas zapatillas.
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